AQUELLA lámpara gigantesca y majestuosa que descendía, adornada por una guirnalda en espiral, de otra no menos colosal escalera circular; las otras escaleras, las “automáticas”, que dejaron boquiabierto, allá por 1969, al padre del cocinero Fernando Canales, quien lo anunció en casa “como un prodigio”; las frutas exóticas y los frutos de la huerta que buscaba Aitor Elizegi, todavía sin ser presidente del Athletic (el cargo le obligó a ausentarse a media fiesta, camino de la Junta...), en el prestigioso supermercado; el traje de novio que se compró Iker Muniain y esos otros que se probaba la actriz Gemma Martínez (confesó que se fotografió con alguno de ellos a hurtadillas para su book, considerándolo “el patrocinio de El Corte Inglés” a su carrera entre carcajadas. Y también el cajón de sastre para Alicia Rueda y el punto de discordia entre el surfista Axi Muniain y el presidente de Unicef en el País Vasco, Isidro Elezgarai, sobre quien holló primero el ochomil de la fabulosa terraza de la Gran Vía. De todas y estas andanzas hubo noticia en la gala conmemorativa de los primeros 50 años de vida de El Corte Inglés en Bilbao celebrada ayer en San Mamés y por fascículos; la más institucional, de la que les hablo, y la más golfa, si se me permite decirlo así, que dio comienzo a partir de las diez de la noche, cuando ya tenían acceso a ella los trabajadores de la casa.

“Jamás hubiese imaginado entrar en El Corte Inglés y que me atendiese el alcalde” Esa fue la improvisada exclamación del diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, en su turno de palabra, en respuesta a la anécdota que había grabado, en formato audiovisual, el alcalde Juan Mari Aburto, para esas sucesión de proyecciones nostálgicas que, confesémoslo, tocó el corazoncito de muchos. “Recuerdo que en cierta ocasión, estando en la planta baja, se me acercó alguien y me dijo oiga, me puede atender y pensé: caramba, los empleados de El Corte Inglés visten como el alcalde”. La anécdota ya chirene respuesta se convirtieron en la anécdota de una noche, alumbrada con las voces de la Coral de San Antonio de Iralabarri que puso en pie a los asistentes: primero con el Agur Jaunak y como postre con un sentido Baga biga higa de Mikel Laboa. Más tarde sonarían la música del grupo La línea y el trepidante ritmo del rapero Invert, para llenar de electricidad y felicidad las tribunas de San Mamés que acogieron a los más de mil trabajadores y trabajadoras que dieron, dan y darán alma, corazón y vida a El Corte Inglés a lo largo de los años.

la verdad por delante “Oiga usted, diga que en tu vida El Corte Inglés siempre ha estado allí”. La voz me llegó a traición, por la espalda, pero con la verdad por delante. Pudiera ser un buen eslogan, pensé, si no fuese porque Ainhoa García, la presentadora del acto institucional, recordó a los presentes que este mayúsculo comercio es el padre del lema “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”. En el panel trasero del escenario se leía el lema Mirando al futuro, así que he decicido que la expresión valía al menos un título de crónica. Ahí queda dicho.

Entremos en harina. A la cita con la nostalgia y la ilusión no faltaron, entre otro las consejeras Arantxa Tapia y Sonia Pérez, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, la consejera de El Corte Inglés, Cristina Álvarez; el CEO de la casa madre, Víctor del Pozo; Arsenio de la Vega, Enrique Casado, patrón del navío de la Gran Vía; viejas glorias como José Carlos Ramos y Ángel Serna; el presidente de Cebek, Iñaki Garcinuño; Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes; el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y la del BBB, Itxaso Atutxa, Juan José Baños; el director de DEIA, Iñaki González, Josu Egizabal, Maite Iturbe, Josean Yela, en nombre de Eroski; Itizar Epalza, Mirian Oca, emisaria de Mercadona, Pedro Campo, presidente de Cecobi; Carolina Pérez Toledo, Julián Ruiz, José Ramón Taranco, Susa Alaguero, Jorge Aio, Adolfo Lorente, Eider Txarroalde, Susana Andrés. Ricardo Barkala, Gregorio Villalabeitia, Xabier Sagredo, Gorka Martínez y Javier García Lurueña entre otros muchos asistentes que tocaron el cielo con las manos, allá en las plantas nobles de San Mamés.

Las conocen bien algunos de los viejos presidentes del Athletic como José Julián Lertxundi, Ana Urquijo y Fernando Lamikiz, presentes en la cita al igual que Aitor Ocio, Juan Carlos Landeta, Tomás Ondarra. Jon Andonio Zarate, Gloria Múgica, Ana Berta Campos, Begoña de la Cruz, Ana Ortega, Imanol Pradales, Xabier Ochandiano, Alfonso Gil, Jone Goirizelaia, Isabel Muela, Idoia Mendia, Beatriz Marcos, Luis Eguiluz, Julia Diéguez, Julio Aristín, Fran Aspiazu, Itziar González y el increíble hombre orquesta de la noche que hizo que todo sonase bien, Carmelo Lezana, atento a cualquier avatar mientras desfilaba la cocina de Fernando Canales entre los asistentes. Hubo, como quien suscribe, que se acordó de la elegante peluquería, donde iba con su padre, José María Múgica, de la mano. Y quien casi llora al ver imágenes de Cortylandia, el rey Baltasar en navidades o aquel escaparate del ¡Athletic Campeón! del 84. La leona Leia Zarate se quedó prendada de las equipaciones deportivas y en el cóctel de celebración iban intercambiándose estas uy otras vivencias. De todo ello participaron José Ángel Corres, el presidente de Bilbaodendak, Rafael Gardezabal, Goyo Albizu, Ana Churruca, Inés Monguilot, José Ramón Bustillo, presidente de AECC en Bizkaia, Arturo Trueba, Gonzalo Márquez, Estíbaliz Prieto, José Mari Amantes y tanta y tanta gente que ha embarcado, a lo largo de los años, en ese transatlántico del comercio que aquel 24 de mayo de 1969 varó en la Gran Vía y se puso a navegar.