SI tuviéramos que hablar de un solo logro de las entidades sociales diría que ha sido la aportación a la transformación social”. Con estas palabras Pablo González Gutiérrez, director gerente de Gorabide ponía en valor el legado que están creando y construyendo todas las asociaciones que se implican por intentar conseguir una sociedad más justa e igualitaria y que ayer recibieron un reconocimiento en los IV BBK DEIA Elkartasun Sariak celebrados en la Sala BBK. Una “sociedad vasca real la hacéis las personas que estáis hoy aquí”, afirmó Iñaki González, director de DEIA, mientras que la diputada en funciones de Acción Social, Isabel Sánchez Robles, desgranó que “la humanidad, la dedicación y el compromiso” son las características de los ocho galardonados.

“Un ejemplo a seguir” que indicó Nora Sarasola, directora de la Obra Social de BBK, para que la sociedad vasca se desarrolle “en dos pilares: el económico y el humano, en el que las personas son lo primero y, a veces, es mejor pararse y que nadie se quede atrás”, según subrayó Beatriz Artolozabal, consejera de Empleo y Políticas Sociales, quien enalteció la figura de Iñigo Pombo, concejal en funciones de Acción Social en el Ayuntamiento de Bilbao. “Gracias a ti, tenemos parte de lo que tenemos. Vamos a seguir contando contigo”. El edil incidió en que la labor del tercer sector influye en “la cohesión social del territorio”.

Desde entidades que se implican en el entorno más cercano hasta las que trabajan a miles de kilómetros, todas tuvieron su reconocimiento. El primero de los galardones fue para Baltistan Fundazioa, una “ONG pequeñita”, que superó los obstáculos culturales “en una región aislada de Pakistán”. “Al principio fue duro”, señaló José Manuel Ruiz, su presidente, quien relató que las niñas no tenían acceso a la escuela. “Tenían la excusa del dinero pero los derechos son también para las niñas”, remarcó.

En el ámbito de la intervención social cuatro fueron las premiadas. Itaka Escolapios forma un “binomio” indivisible con el centro escolar del mismo nombre y es la puerta de entrada para concienciarse de que “todos somos personas, aunque vengamos de sitios diferentes”. Con otra puerta de ayuda se encontró Amaia Jiménez, concretamente con la de Lagun Artean. “He estado en la calle”, reconoció esta mujer que halló en esta asociación “un espacio donde nos dan mucho cariño y mucho apoyo”.

Un respaldo que también otorgan en Bidegintza, que centra su labor en los menores del Casco Viejo. “Llevamos 30 años de camino, de ilusiones y programas”, admitió Trinidad Cajide, su presidenta, mientras el director de la entidad, Iñigo Abasolo, apuntó que miran al futuro “pensando en lo positivo, en el buen trato a la infancia”. Unos niños que son protagonistas en otra de las organizaciones premiadas: Suspergintza, que realiza programas con más sectores de la sociedad. “Empezó con un grupo de monitores de tiempo libre y ahora nuestra misión tiene que ver con acompañar en sus proyectos de vida a las personas que viven en situaciones duras”, explicó Marta Mojas, una de las coordinadoras de la entidad.

En la mejora de la calidad de vida de las personas hubo tres instituciones con premio. La Fundación Síndrome de Down del País Vasco trabaja para evitar “prejuicios” en la sociedad y crear un espacio más inclusivo para todos. Por su parte, Begoña Díez, presidenta de Asparbi, detalló que uno de los programas en los que se está trabajando tiene que ver con “clases de boxeo, aunque necesitamos un espacio. Hay estudios que avalan sus beneficios” para mejorar la autonomía de las personas con Parkinson. Por último, una de las fundadoras de Adembi, Begoña Rueda, comentó que se reunieron hace 35 años “para vivir juntos la enfermedad” y que en Bizkaia, el 80% de los diagnosticados está asociado, una cifra de récord; aunque como precisó Joana Castresana “queda mucho por recorrer porque hay síntomas visibles e invisibles”.

A la entrega de premios también acudieron Marcos Muro, Txema Franco e Iñaki González, de Otxandategi Taldea; entre otras personas.