Tres de cada diez vizcainos son mayores de 60 años y, quien más quien menos, ya ha conjugado el verbo jubilarse. El reto de una nueva vida -con unos 25 o 30 años más por delante- se aloja en su horizonte más cercano y las dudas, miedos y alegrías colman de emociones los pensamientos de esas miles y miles de personas que, cumplida una edad, empezarán a desligarse de su actividad laboral. El proceso, digan lo que digan, no es siempre el camino de rosas imaginado. Hay espinas que, si no se está bien preparado, pueden descalabrar esos sueños.

Cierto es que el despertador deja de sonar, pero también enmudece el teléfono móvil, la agenda enflaquece al mismo ritmo que las relaciones sociales vinculadas al trabajo; y con todo eso también puede ocurrir que la autoestima y la ilusión acumulada durante años se evaporen y caigan al fondo del pozo. Para evitar ese ambiente indeseado pero real y posible, la asociación Secot (Voluntariado Senior de Asesoramiento Empresarial) ha diseñado un novedoso plan de choque. Con la colaboración de la Fundación BBK y el respaldo del Gobierno vasco, han lanzado el programa Jubilación Activa.

El proyecto, de carácter gratuito, contempla un paquete de actuaciones encaminadas a facilitar la transición más adecuada de la vida laboral a la jubilación. Ayer empezaron a presentarlo entre trabajadores del Ejecutivo vasco, pero tal y como subrayó Jorge García, uno de los voluntarios senior de Secot, este pionero proyecto se ofrecerá a todas las empresas de Bizkaia que tengan en su plantilla empleados próximos a licenciarse. “Con algunas nos ponemos en contacto nosotros, pero otras que igual son más pequeñas, que se pongan en contacto con nosotros” a través del portal web jubilacionactiva.eus. La intención es que también los trabajadores autónomos puedan recibir las charlas motivacionales, iniciáticas y preparatorias.

Y es que, de un tiempo a esta parte, han sido unas cuantas las empresas, instituciones y personas que han planteado abiertamente la carencia de una fase de cuenta atrás antes del lanzamiento. “Lo hemos vivido y, en ese puzle, creemos que podemos aportar” dando herramientas -físicas y psicológicas- para allanar ese camino. Tal y como recordaba Carlos Gutiérrez -otro de los senior que ayer habló ante funcionarios del Gobierno vasco en Bilbao- “el cambio es drástico. Es un reto, pero a la vez es una oportunidad”. Sobre todo, para demostrar al resto de la sociedad “que no estamos en el tiempo de descuento”.

De hecho, uno de los aspectos en los que insistieron ayer los socios de Secot es precisamente el contrario: jubilarse no es sinónimo de inactividad. Pero no fueron García y Gutiérrez los únicos que demostraron la validez del eslogan No paras porque te haces mayor, te haces mayor porque paras. Fue el caso de Pilar Figuero, jubilada dicharachera y voluntaria de Cruz Roja. “Aunque esté jubilada sigo llevando mi agenda. Ahora, me apunto a un bombardeo”, bromeaba. Los primeros pasos del retiro no fueron los tantas veces soñados con su pareja. Los crucigramas y el sofá amenazaban con arruinar su futuro, pero fue precisamente la complicidad de su Vicente -que se hizo voluntario en el Banco de Alimentos- el detonante para conquistar ese espacio vital.

La experiencia de Carmen Badiola, otra de las jubiladas con éxito tras 47 de asalariada, abrió los ojos sobre otra cuestión esencial para gestionar la jubilación: la convivencia con la pareja, compartir tiempo, aficiones,... José Luis Marro y Luis Crovetto (ambos del Banco de Alimentos) compartieron su visión sobre ese adiós mundo laboral y coincidieron en la necesidad de seguir sintiéndose personas activas, comprometidas. O, como redondeó Gutiérrez, es necesario tomar conciencia de que hay que hacer cosas y, sobre todo, “que nadie nos viva la vida”.

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