OJALÁ los chavales sigan con esto por mucho tiempo más!”. Mónica López no paró ayer “desde las 7.30 horas” de servir cafés y pintxos en el bar Ajaiaga, uno de los tres establecimientos hosteleros de Zaramillo que no suelen registrar tanto movimiento. Salvo excepciones puntuales, como las fiestas de verano y la Apuko Igoera. Y, dado que es febrero, solo puede tratarse de la prueba deportiva que multiplica por dos la población de este núcleo urbano perteneciente a Güeñes -de unos 400 habitantes- y es uno de los referentes de Enkarterri. Este año, al cumplirse doce ediciones, el evento abre el calendario de la primera liga de carreras por montaña de Bizkaia, promovida por la Federación de Montaña.

Una jornada primaveral invitaba calzarse las zapatillas de deporte a las personas inscritas, tanto en la categoría de atletismo como en la de bicicleta de montaña, que se enfrentaron a 23 kilómetros con más de mil metros de desnivel. Además de los encartados, los dorsales se distribuyeron entre participantes llegados de “Araba, Gipuzkoa, Nafarroa, Burgos o La Rioja”, enumeró Javier Pérez, uno de los organizadores que agotaron el cupo de plazas disponibles y generaron lista de espera. Los hoteles y alojamientos rurales de la comarca rebosaron actividad a lo largo del fin de semana para recibir a los deportistas y familiares que quisieron animarles. No obstante, “cada vez más gente opta por traer la autocaravana”. “Al ser un circuito corto en una población con no demasiadas infraestructuras, les permite venir y marcharse en el mismo día”, explicó.

Javier Pérez integra el grupo de un centenar de organizadores y voluntarios que trabajan “desde hace cuatro meses” para que no falte de nada en la Apuko Igoera, contando con la colaboración institucional de la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Güeñes y el de otros patrocinadores a título particular. La semana previa las tareas se intensifican. Es momento de señalizar el recorrido que toca techos como el monte Apuko “a 550 metros de altitud” y el cortafuegos del Eretza, “a 750 metros”, cuyo nombre da idea de la exigencia del recorrido. “Hay que tener cierta experiencia” para no dejarse vencer por el desgaste físico y las cuestas del trazado”, reconoció Pérez.

Circuito rápido Ayer, al menos el tiempo se alió con los participantes. Temperatura que rondó los veinte grados y un sol espléndido propiciaron que el itinerario se conservara seco. Se notó en el rendimiento de los deportistas. “Las condiciones nos han permitido disputar la carrera a tope, solo nos ha molestado el viento”, celebró Miguel Sánchez, vencedor en la categoría de bicicleta de montaña. El joven de 17 años de Castro Urdiales rompió el ciclo de siete victorias de José Antonio Díez Arriola y paró el cronómetro en 1 hora y 16 minutos. El flamante récord se suma a su reciente presencia en el mundial de cross de Dinamarca. El propio Arriola fue el primero en felicitarle tras entrar en la meta en segundo lugar con una herida en la pierna derecha.

El espacio reservado a los más rápidos de la Apuko Igoera se actualizó en otros dos apartados. Meritxel Henales, la ciclista más veloz, rebajó la marca a 1 hora 51 minutos en el apartado femenino, mientras que Oihana Azkorbebeitia se superó a sí misma en la carrera de atletismo fijando el tiempo a batir en 1 hora 55 minutos.

Para redondear la fiesta del deporte, Asier Larrucea alzó los brazos victorioso al cruzar la meta en su casa. El atleta de Güeñes logró su segunda victoria absoluta tras la obtenida en 2016 y los podios de 2017 y 2018. Hace tres años “también gané la alpina Galarleiz de Zalla”, recordó mientras le tomaban las fotografías de rigor. Pero la Apuko Igoera “siempre es especial porque conozco estos paisajes y a las personas que se vuelcan en la organización”, agradeció sonriente.