BASTA con cerrar los ojos segundos antes de que todo comience y escuchar. Casi retumba el suelo cuando guitarra eléctrica, bajo y batería se lanzan en pos de un viejo tema de Eskorbuto, uno de esos que se celebraron como la banda sonora de los peligrosos años ochenta, cuando el galope del caballo recordaba al de Atila, nada crecía tras su paso. Cierras lo ojos, digo, y aparecen los fantasmas del ayer. Aquel mundo nuevo estaba por descubrir y los primeros pioneros pagaron la ignorancia o la ingenuidad con su vida.

La escena ocurrió ayer en el escenario del Teatro Arriaga, donde el teatro de proximidad, de cercanía, puso los pelos de punta a los asistentes, que se sentaron en las tablas, viéndolo todo bien cerquita. Richard Sahagún, alma pater de la representación se abre paso en la escena alternativa de Bilbao con propuestas arriesgadas que han ido afianzando un público, fiel a su manera de concebir el teatro. Dramaturgo, director y actor, su visión de la escena como espacio para el compromiso social y político es indivisible de su concepción en la puesta en escena. Poética y dura, contundente.

Basa la narración en el poderoso relato socioeconómico de los años 80 y el montaje pone el foco en una familia de cualquier barrio o pueblo del País Vasco atacada por esa lacra que fue la heroína. Caballo / Dostoievski permite sumergirse en ese espacio desde el día a día, desde el relato de las personas que de algún modo tuvieron la mala suerte de cruzarse con él, con ese caballo negro.

emociones “Yo lo he visto ya tres veces”, repetía Alex Oviedo, hombre de letras que llegaba acompañado por Marta Goikoetxea, “esta es mi segunda vez”, replicaba el actor Alvar Gordejuela. Ambos saben que Richard se pega un tute de órdago representando varios personajes, distintas épocas de la vida de los protagonistas. Le acompañan, en breve. Nuria Valiente y Gabriela Tena en un escenario donde cinco siluetas negras y una mesa con una botella de vino ya terciada sobre ella son suficientes para acojonar.

Las emociones surgen a flor de piel, suben desde las catacumbas de aquel infierno. A la cita acudieron, además de los ya citados, el dramaturgo Ramón Barea, la actriz Eguzki Zubia, Enrique Portocarrero, Joana Marín, Izaskun Garate, Errapel Netxes, conocido por su actividad concursante (ha participado en No te rías que es peor, en El precio justo, en ¿Qué apostamos?, en La ruleta de la fortuna y, en Date el bote) Víctor Ruiz, Elena Arechavaleta, Amaia Dos Santos, dos generaciones distintas con parecidas inquietudes; la artista Sinead Meagher, Jon Ander Angulo; Unax Izagirre, Sandra García, Patxi Izagirre hijo y Patxi Izagirre padre, Juan José Díez, Maite Rodríguez, Miren Barruetabeña, José Miguel Ibarrondo, Jon Rozadilla y un buen número de hombres y mujeres que, en su mayoría, vivieron aquellos años 80, cuando el caballo negro lanzaba su coz.