Bar Isusi de Alonsotegi, la taberna de las mujeres
Laura Gil, su hija Amaia y su nieta Jone llevan las riendas del bar Isusi de AlonsotegiFue fundado hace casi medio siglo en el edificio que ocupaba antaño el actual ambulatorio
Alonsotegi - Un Alonsotegi en plena expansión que todavía carecía de entidad administrativa propia crecía ante el edificio que aunaba el trabajo y el hogar de la familia Isusi. La casa, arriba. El bar, abajo. Cerca de cincuenta años después, el negocio que emprendieron con ilusión Laura Gil y su marido se ha convertido en una institución para los vecinos a la hora del café o de disfrutar del poteo entre cuadrillas. La colección de dedales que se exhibe con orgullo en el establecimiento atestigua el cariño hacia ella de los clientes que ya son más amigos que otra cosa y quienes han posibilitado su continuidad. Con una cariñosa mención a otras dos mujeres de la familia con espíritu emprendedor: su hija Amaia y su nieta Jone.
Cuando los bloques de pisos comenzaron a dominar el paisaje en el municipio que pertenecía a Barakaldo, “los obreros venían a desayunar a nuestro bar”, que se encontraba en el mismo emplazamiento que en la actualidad ocupa el ambulatorio. Instantáneas de ese pasado “como una vista aérea” decoran el bar como testimonio de la rutina previa a la tragedia que lo trastocó todo.
Las inundaciones de agosto de 1983 que causaron decenas de víctimas mortales y dejaron Alonsotegi incomunicado al ser intransitable el más antiguo de los puentes que conecta ambas márgenes del Kadagua a su paso por la localidad arrasaron con todo. El agua “entraba como un torrente por la pared y salía a la plaza”, rememora Amaia, la hija de los fundadores del bar, de nombre taberna Isusi.
“Nos quedamos sin casa y sin trabajo, tuvimos que empezar desde cero”, pero plantaron cara a la adversidad y reabrieron el local a pocos metros de la sede original “en marzo de 1984”. El mismo sitio donde continúa con la misma fidelidad de sus habituales. Fue por aquella etapa cuando la propia Amaia se situó tras la barra, primero para ayudar a sus padres, y más tarde, para tomar el relevo mientras que “mi marido tenía su propio empleo”. Desde la taberna Isusi, la familia y los habitantes de Alonsotegi asistieron a la emancipación del municipio de Barakaldo en 1991 y la rehabilitación del caserón que preside la plaza Madinabeitia, justo enfrente del bar, para albergar las dependencias del ayuntamiento.
Con los años, la hostelería se fue desplazando hacia la plaza Andra Mari. “Nosotros fuimos de los pocos que nos mantuvimos aquí”, fieles a la receta con la que triunfan desde hace cuatro décadas y “a la misma ornamentación de madera que colocó mi aita”.
Su especialidad “son los pintxos la tortilla de patata, que preparamos por encargo”. “El trajín detrás de la barra es el mismo, solo que quizás antes se alternaba más”, interviene la matriarca. A menudo “ya sabemos lo que la gente va a pedir”. Eso tampoco cambia.
Una tercera generación se unió “hace cuatro años” a Laura y Amaia. Se trata de Jone, hija y nieta, respectivamente. Aunque a largo plazo quiere encaminar su futuro profesional por otros derroteros, prácticamente ha crecido en el bar “y no me gustaría marcharme de aquí. Me gusta esto, soy muy autodidacta”. La decisión de incorporarse al negocio no sorprendió en casa tanto como la disciplina que está estudiando: “Tanatopraxia”, es decir, prácticas que se realizan a un cadáver en los servicios funerarios. “Cuando me lo dijo, no tenía ni idea de lo que era”, comenta su madre.
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