Barakaldo - Dicen que los juegos han de ser, además de divertidos, didácticos. Todos y cada uno de los juguetes y peluches que se vendieron ayer en la XVIII edición del Rastrillo Infantil Solidario además de divertir y educar, forman en valores a los txikis que los usen. Y lo hacen en un valor muy necesario en este mundo como es la solidaridad. En total, una veintena de puestos se asentaron en la Herriko Plaza con el propósito de recaudar fondos para los integrantes de la asociación de familias de personas afectadas de trastorno del espectro autista, Apnabi, que más lo necesitan.
Desde primera hora de la mañana, el corazón de la localidad fabril fue un auténtico hervidero, un ir y venir de personas que tenían como propósito adquirir estos juguetes que, durante más de un mes han estado recopilando las AMPA de los veinte centros educativos que se asientan en Barakaldo. Comprados para dar a estos objetos una segunda oportunidad y para aportar ese necesario granito de arena para las familias integrantes de Apnabi que están en riesgo de exclusión social. “Barakaldo está demostrando una vez más que es una ciudad solidaria. Solo hay que ver cuánta gente está en la Herriko Plaza participando de este Rastrillo Infantil Solidario para constatarlo. Los barakaldarras debemos estar muy orgullosos de nuestros valores y debemos seguir impulsándolos”, señaló Amaia del Campo, alcaldesa de la localidad fabril. Apnabi trabaja desde hace cuatro décadas con personas con autismo, ese síndrome que, aún hoy, sigue siendo un gran desconocido para la sociedad. En la actualidad, más de 1.100 familias las conforman este colectivo y, de ellas, según datos proporcionados por Apnabi, 63 se encuentran en situación de riesgo de exclusión social. “Estamos agradecidísimos a Barakaldo. Como barakaldarra no dudaba de que esta ciudad iba a responder a la llamada de la solidaridad. Estas familias atraviesan una situación muy complicada porque al hecho de que uno de sus miembros tenga síndrome autista, hay que añadirle las dificultades económicas por las que están pasando. En la actualidad tenemos detectadas 63 familias en esta situación, pero es una cifra que crece paulatinamente”, indicó Mikel Pulgarín, presidente de Apnabi.
A lo largo de toda la jornada, la Herriko Plaza se sumergió en un ambiente festivo y, en él, los pequeños fueron los grandes protagonistas. Ya fuera comprando los juguetes y productos que estaban a la venta o tras los puestos, los niños eran marcaban el ritmo de una jornada que se ha convertido en todo un clásico de las navidades barakaldarras. “Esto es solidaridad con mayúsculas. Cuando ves a gente tan joven y tan implicada en causas como estas no puedes evitar sentirte orgullosa y llegar a la conclusión de que en uestra ciudad le aguarda un gran futuro”, destacó Del Campo. Y es que lo que se vivió ayer en la Herriko Plaza fue solo el punto y final de un largo proceso que ha ido mucho más allá de recopilar juguetes y comercializarlos. En los últimos meses, el alumnado de los 20 centros educativos que pusieron ayer lo mejor de sus almas en la Herriko Plaza, han podido conocer la realidad del autismo en diversas charlas que profesionales de Apnabi han impartido en las aulas. “Ellos valorarán la ayuda que se va a prestar a esas familias porque se han concienciado muchísimo en las charlas que les han dado en el colegio”, explicó Linka Ledvinca, madre de uno de los más de medio millar de alumnos de una veintena de centros educativos de Barakaldo que ayer llenaron de solidaridad y sonrisas el corazón de la localidad fabril.
18