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Eñaut Elorrieta, en el filo con el proyecto Harian

El nuevo proyecto musical del líder y cantante de Ken Zazpi se presentó en la Sociedad Filarmónica de Bilbao El concierto, para los lectores de DEIA, aunó folk, pop y música clásica

Eñaut Elorrieta, en el filo con el proyecto HarianFoto: Pablo Viñas

bilbao - La curiosidad y el afán de experimentación alientan el nuevo camino musical emprendido por el músico vizcaino Eñaut Elorrieta, compositor, cantante y líder de Ken Zazpi, junto al Kaabestri String Ensemble. Bajo el nombre de Harian, el sexteto ofreció ayer un concierto gratuito en la Sociedad Filarmónica de Bilbao para los lectores de DEIA, en un espacio musical inconcreto, en el filo del folk, el pop y la música clásica, que logró el entusiasmo de cientos de asistentes en canciones como Aitaren etxea, Gernikan, Desio bat dut o Tren luzea.

Harian se sitúa en el filo estilístico, en la cuerda floja y lejos de la zona de confort del músico euskaldun vizcaino, que ha aprovechado el ya largo periodo de barbecho de Ken Zazpi para debutar en solitario y, llevado por su deseo de no adocenarse, su curiosidad y la inquietud por descubrir caminos inexplorados y plantearse nuevos retos, por firmar también este año un acuerdo musical junto a un quinteto de cuerda.

Harian es su nombre y se presentó ayer en formato de sexteto. Eñaut y el Kaabestri String Ensemble, un quinteto de músicos de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), formación con la que su banda ya grabó un disco y realizó una exitosa gira, se adueñaron en la tarde de ayer del escenario de la Sociedad Filarmónica de Bilbao, un espacio también novedoso para un músico (lo alabó durante la velada) que ha cimentado su carrera en el ámbito del pop.

Tras el discurso del director de DEIA, Juanjo Baños, Harian salió al escenario a las 20.15 horas y a lo largo de casi hora y media interpretó un total de 16 canciones entresacadas del disco en solitario de Elorrieta y de los trabajos de Ken Zazpi, varias inéditas y alguna versión con textos propios y otros, de profunda y recia reivindicación nacionalista, firmados por escritores como Joseba Sarrionaindia, Gabriel Aresti, José Luis Otamendi, Lauaxeta, Oteiza...

El grupo abrió fuego con Non dago nire herria, la canción de presentación del disco en solitario de Eñaut, Deserriko kantak. El quinteto de cuerdas, vestido de negro riguroso, sustituyó al piano original del tema desde las primeras notas y palabras (“erreka bazterrean hala gauaren ertzean, aipatu ezin den iragan batean...”), con Eñaut buscando el arrope de las sombras, al fondo del escenario, apoyado en una tenue guitarra acústica.

Eñaut, vestido con una casaca de camuflaje y flanqueado a su derecha por los dos violinistas, Óscar López e Igor Torre, y a la izquierda por Arkaitz Martínez (viola), Paloma Torrado (contrabajo) y Jon Larraz (cello), prosiguió con ese choque con “la cultura clásica” con la inédita Olatuen balada, que llegó con un sonido limpio, claro y abierto a los matices, que el vocalista supo explotar al jugar con la distancia de su boca al micrófono.

Eñaut, que supo llegar muy alto al entonar la letra ensoñadora de As noites da Radio Lisboa, con arreglos de su autor, Juan Carlos Pérez, rindió tributo a Itoiz, uno de sus grupos favoritos (“me marcó mucho”, nos confesó), con el quinteto dibujando ondas (musicales, no hertzianas) en su lírico final mientras el vocalista rompía su garganta antes de lanzar al aire el deseo de libertad del pueblo saharaui con la muy aplaudida y coreada por el público Desio bat dut, entre leves aires de vals y melismas exóticos.

grito de denuncia Mientras el quinteto arropaba el repertorio con influencias clásicas, de Stravinski a Schubert, Eñaut buscó ya los focos, al frente del grupo y el escenario (formal y solemne, con el regusto de las salas de siglos pasados), para rescatar Gernikan, tema de Ken Zazpi dedicado a las víctimas del bombardeo criminal nazi durante la Guerra Civil, en los tiempos de la amama de Eñaut, que reivindicó la memoria de “un pueblo en llamas” a pesar de la necesidad de mirar hacia adelante. Sonó escalofriante y las dramáticas cuerdas y el recitado de los nombres de algunos de los vecinos fallecidos, contribuyeron a intensificar una tensión cercana a la banda de Michael Nyman. Solo faltó una correcta iluminación (resultó siempre minimal y escasa) en rojo sangre para aumentar la intensidad.

Con el público cada vez más volcado, tras el sonido pop y antibelicista de Geografia llegó otra de las cumbres de la velada: Oihu loreak, del último disco de estudio de los Zazpi. Su mensaje solidario con los inmigrantes sonó sensible y dejó paso a Zer dakarte..., que Eñaut llevó al terreno de los viejos kantaldis y compartió con el público y sus compañeros (incluido su miembro catalán, que se atrevió con el euskera) antes de estrenar, sentado y sin ayuda del quinteto y del propio micrófono pero sí de su guitarra acústica y en clave folk, el tema Hariak.

aitaren etxea El estremecimiento sobrevoló la Sociedad Filarmónica con la solemnidad del poema de Gabriel Aresti Nire aitaren etxea, especialmente en su crescendo final, con el público emocionado y respetuoso ante el compromiso simbólico de mantener en pie el legado de Euskadi. Los versos de Jorge Oteiza en Sakonki, con el pizzicato del quinteto, dieron paso a Mendigoxaliarena, otro de los momentos épicos del concierto desde que Eñaut entonó los versos iniciales de Lauaxeta, con la ikurriña simbólica libre al viento y el final reivindicando la lucha por la libertad.

Enmascarando estilos y fronteras, el vocalista, que se tornó más dinámico a medida que avanzó el concierto, volvió a acercarse a terrenos pop con Tren luzea, en la que se enorgulleció de su falsete, y alternó la inédita Ez dago ezer (esnatu naiz) con otro de los clásicos recientes de los Zazpi, la emocionante Hemen gaude, con las reflexiones de Sarri sobre el ser vasco, la represión (“baina gure maitasuna oraindik ez dago preso”) y el destierro.

el bis El corto bis llegó, entre aplausos, con Deserriko kontradantza, volviendo a su disco en solitario, que tendrá continuidad en 2019 y que, a medio plazo, asentará un proyecto alejado del grupo Ken Zazpi, del que no habrá noticias (si las hay, según Eñaut) en un largo tiempo. Tras el concierto de ayer, Harian desembarcará el día 23 en el Auditorio Itsas Etxea de Hondarribia, y los conciertos seguirán en febrero en el Teatro Gayarre de Iruñea, el SKA de Santurtzi y Olalde Aretoa, en Mungia, los días 1, 2 y 6, respectivamente.