Zalla - En Zalla están convencidos de que las barreras físicas se derriban con voluntad y lo van a probar desde el 23 de noviembre. Ese día partirá la expedición Dar Dar El Antártida, con el mendizale de la localidad Unai Llantada dispuesto a coronar el pico más alto del territorio helado, el Vinson, a 4.892 metros y culminar así su reto de hollar las siete cimas más altas de los siete continentes que considera el alpinismo a la vez que visibiliza la esclerosis lateral amiotrófica. A 17.000 kilómetros de distancia le acompañará el también zallarra Pablo Olmos, a quien le fue diagnosticada la enfermedad poco después de que ambos congeniaran en una ascensión al Kilimanjaro.
Ya se pueden adquirir a través del club Ubietamendi de Zalla o contactando por los perfiles en redes sociales de Dar Dar Elantártida sudaderas y camisetas conmemorativas de un proyecto que nació a finales de 2017 “de la amistad” y amor compartido por la montaña, según explicó Pablo durante la presentación en el Zalla Zine Antzokia en presencia de los alpinistas Juanjo San Sebastián, Alex Txikon y Juanra Madariaga. “Claro que puedo subir el Vinson desde Zalla, sin estar allí. Ya lo conozco como si lo hubiera hecho unas cuantas veces. No entraña especial dificultad, pero es complicado por las extremas condiciones”, describió. Y es que “se alcanzan temperaturas de hasta 89 grados bajo cero en la cumbre y 21 bajo cero en el campo base”.
Gracias a la tecnología se mantendrá en contacto con Unai, siempre que el clima lo permita. “Intentaré mandar audios y, si puedo vídeos” mediante un teléfono satelital y otros dispositivos móviles para que Pablo realice su propia crónica, adelantó el mendizale de Zalla, que calcula en “dos semanas” el tiempo que invertirá en llegar hasta la cima.
Plasmará el resultado en un “sentido” relato escrito en colaboración con Juanjo San Sebastián. El veterano alpinista se declaró impresionado por “la vitalidad y el buen humor que Pablo Olmos no ha perdido” a la hora de sobrellevar la ELA “muy arropado por su familia”. El propio San Sebastián ha vivido de cerca los estragos de una enfermedad degenerativa y todavía incurable en la persona de “una tía muy querida”.