SANTURTZI. Encontrar nuestras raíces, saber de dónde venimos siempre es una información valiosa para cualquier ser humano. Son datos que dan un mayor sentido a la existencia, detalles que ayudan a encontrar explicación a ciertas características de cada individuo. Esos datos, esas incógnitas, son las que busca desvelar la genealogía y, ayer, Santurtzi se convirtió en la capital vasco-navarra de esta disciplina con motivo de la celebración de la XIV asamblea de la Asociación Antzinako, encuentro que, cada año, se desarrolla en cada uno de los siete territorios de Euskal Herria y que, en esta ocasión, al recalar en Bizkaia tuvo la localidad marinera como sede.
La Cofradía de Pescadores del municipio fue el escenario en el que se reunieron los 40 aficionados a la genealogía que llegaron hasta la localidad procedentes de diversos puntos de Euskal Herria. Los miembros de Santurtziko Genealogizaleak ejercieron de anfitriones y recibieron a los asistentes sobre las diez de la mañana. Tras presentarse, llegó el momento de colocar el pañuelo morado a cada uno de los participantes en esta asamblea que Santurtziko Genealogizaleak llevaba preparando desde el pasado mes de julio. “Cuando nos enteramos de que este año tocaba en Bizkaia, nos animamos a organizar este encuentro, nos empeñamos en que fuese en Santurtzi. Teníamos muchas ganas de que fuese aquí y esperemos que todos estén muy contentos”, explicaron Itziar Murua Díaz, María Jesús Martínez Nieto y Jon Koldo Fernández García de Iturrospe, miembros de la asociación genealógica santurtziarra y organizadores del evento.
Una vez hechas las presentaciones y puesto el protocolario pañuelo morado, los asistentes se montaron en un barco para conocer el entorno de la localidad marinera y la historia que se ha escrito con el paso de los años, las generaciones y los siglos no solo en el municipio, sino en todo Ezkerraldea. Un paseo por la costa que fue el aperitivo al inicio de la asamblea. Uno de los que se subió a ese barco fue Jon Flamarique Estanga, quien llegó desde la localidad navarra de Beriain, un apasionado de la genealogía que lleva más de un cuarto de siglo investigando esta disciplina. “Empecé investigando de dónde viene mi primer apellido, Flamarique, del que, finalmente, descubrí que es de origen francés y que llegaron a Navarra en el siglo XVI”, narró Jon. Y es que, la curiosidad por conocer de dónde vienen los apellidos propios es la la chispa que enciende la llama de la afición por la genealogía. Eso fue lo que le ocurrió a Itziar, cuya pasión surgió de forma innata. “Llega un momento en la vida en el que te empiezas a preguntar de dónde vienes. De joven, cuando estás estudiando, piensas en a dónde ir, pero no te preocupas en cuáles son tus orígenes. Yo comencé a investigar por curiosidad, por saber, por conocer ciertas cosas de una misma. La genealogía da respuesta a cosas que a todos nos despiertan curiosidad en algún momento de nuestras vidas”, reconoce Itziar.
Pero los aficionados a la genealogía, normalmente, suelen dar un paso más allá y, tras elaborar sus propios árboles genealógicos, también crean los de amigos y conocidos. “Empiezas con la genealogía, haciendo tu árbol genealógico, luego el de amigos y acabas trabajando en la investigación de la historia local”, explica Jon Koldo Fernández García de Iturrospe. De estas investigaciones han florecido conocimientos como el que el apellido Urrestizala surgió en Santurtzi por un error tipográfico. El último árbol genealógico que ha hecho Jon Koldo es el de la alcaldesa, Aintzane Urkijo. “Para nosotros, acoger una asamblea de este tipo es todo un orgullo y, ojalá, puedan volver a Santurtzi. Es de agradecer la labor que hace Santurziko Genealogizaleak”, señaló la primera edil santurtziarra quien abrió esta asamblea que hizo de la localidad marinera la capital vasca de la genealogía.