LAUDIO.“Siete virtudes tienen las sopas. Quitan el hambre, y dan sed poca. Hacen dormir y digerir. Nunca enfadan y siempre agradan. Y crían la cara colorada”. Es el sencillo poema que el dramaturgo Ricardo de la Vega dedicó a la sopa de ajo, un plato que el escritor Ramón Pérez de Ayala mencionó en su novela Troteras y danzaderas como el más idóneo para superar los efectos de una noche de juerga. Y desde hace cinco años, el vecino de Orduña Jon Solaun ostenta el título de Campeón del Mundo de elaboración de este sabroso caldo, un simbólico galardón obtenido en el concurso que, desde 2014, organiza la Cofradía de la Sopa de Ajo durante las fiestas de San Roque de Laudio.
La hermandad, única de estas características en el mundo e integrada por medio centenar de socios entre los que se encuentra el propio Solaun, se creó a iniciativa de la Asociación Cultural Cosecha 48 a la que también pertenece. “La agrupación surgió hace dos décadas para congregar a los miembros de esa quinta en torno a un encuentro y comida anual pero también empezamos a organizar actividades para todo el pueblo en el antiguo Museo Vasco de Gastronomía como catas de vino, reconocimientos a vecinos que han hecho algo por el municipio como el que dedicamos a las etxekoandres, sesión de cocina afrodisíaca o jornadas de Sabores de Antaño en las que preparábamos platos de casquería, morros, callos, patas de cerdo, purrusaldas?” enumera. De entre todas ellas, obtuvo una gran acogida la dedicada a la sopa de ajo ya que “trajo muy buenos recuerdos porque era el plato tradicional de las casas tiempo atrás”. Sobre todo, “se cenaba en familia y era el momento en el que se aprovechaba para contar las cosas que habían sucedido durante la jornada y se hablaba de lo que se iba a hacer al día siguiente. Para elaborarlo, se aprovechaba el pan duro y la guindillita que se echaba aportaba temperatura al cuerpo y uno se iba a la cama con el estómago caliente. Y si sobraba, se aprovechaba para el desayuno”.
Los tiempos han cambiado, las penurias se han reducido y este caldo ya no forma parte del menú habitual de las familias pero el interés que suscitó esa sesión de Sabores de Antaño fue el detonante para la creación de la Cofradía de la Sopa de Ajo cuyo Mayordomo es Alfredo Mateo y que nació apadrinada por el ya desaparecido historiador laudioarra Gentza Belaustegigoitia. Con el paso de los años, y tras el cierre y desmantelamiento del Museo Vasco de Gastronomía, la hermandad decidió difundir el tradicional plato organizando un singular duelo en plena calle -junto al bar-restaurante El Tolo- entre dos cocineros el Día de Ajos de las fiestas patronales de San Roque y que, desde sus orígenes, lleva ganando Jon Solaun. “Preparo la receta que aprendí de mi familia aunque con algunos toques personales y mi secreto es la paciencia. Hacer las cosas despacio y después dejar reposar la sopa. En total, me lleva en torno a una hora y media”, desvela. Como ingredientes emplea “aceite, ajos, pan sopako que elabora la panadería Nervión de Laudio que tiene mucha corteza y poca miga, txitxiki, pimiento verde, pimiento choricero seco y huevos”.
El jurado es popular ya que al término de la preparación de las sopas, los dos perolos -de 50 litros de capacidad o más- “se ponen en una mesa para que la gente los pruebe y vote si le gusta más el A o el B que es como aparecen identificados para que no se sepa a cual de los dos cocineros pertenece”. En realidad, Solaun no se siente nunca como un campeón “porque es un acto que organizamos con el único objetivo de promover una receta tradicional y en un marco festivo” y que siempre culmina con “un abrazo entre los dos contrincantes”. Eso sí, el evento está obteniendo tal aceptación y atractivo “que hay lista de espera de cocineros interesados en participar hasta el punto de que han llegado a mostrar interés desde Segovia e incluso México”.
Y el día que pierda su imbatibilidad, ¿que va a pasar? “Nada”, asegura Solaun. “Lo disfrutaré igual”, afirma.