Bilbao - A falta de pocos días para que dé inicio el curso en las universidades vizcainas, los colegios mayores asociados a la UPV/EHU y la Universidad de Deusto ya están completamente llenos. Asimismo, la Residencia Blas de Otero, que pese a pertenecer a la universidad pública explota la empresa privada Resa, también ha cubierto todas sus plazas y cuenta con una notable lista de espera.
La amplia cantidad de alumnos que se desplazan a Bilbao para cursar grados o posgrados provoca que las 681 plazas se queden cortas para la demanda existente. Xabier Murelaga, director del Colegio Mayor Miguel de Unamuno, asegura que están llenos “desde finales de julio, y con una lista de espera enorme”. Los alumnos que se encuentran en la lista podrán acceder siempre que surja un hueco entre las 180 plazas para grado y las 21 para posgrado; aunque no es lo habitual. “En principio todos los alumnos han confirmado con el pago, además todos tienen matrículas definitivas en la UPV. No están condicionados a que otra universidad les coja”, argumenta.
Pese a afirmar que “la preferencia del alumnado es siempre ir a un piso” y que en torno al “70 o el 80% de los alumnos que necesitan alojamiento” se decantan por esa opción, el 20% restante consigue acabar con el cupo existente. La situación es similar en el Colegio Mayor de Deusto. El centro, que no solo acoge a estudiantes de la universidad privada, sino también a los de la pública, ha cubierto tanto los 270 puestos para grado como los 32 para posgrado que oferta semanas antes del inicio del curso.
La Universidad del País Vasco, además, también ofrece la Residencia Blas de Otero a sus estudiantes. Ubicada en la calle Cortes, su director, Paco Hernández, afirma que también su centro ha llenado las 186 plazas que alberga para el alumnado que se aloje de larga estancia. “Principalmente tenemos estudiantes de EHU, pero también de ámbito nacional o del extranjero que vienen de cualquier parte del planeta”, expone. La residencia posee 216 plazas. Sin embargo, al funcionar también como un albergue y tener que mantener una serie de habitaciones libres para casos extraordinarios, solo 181 están dirigidas a estudiantes que se vayan a hospedar durante varios meses. “Nuestra prioridad es que sean alumnos de la UPV y que se vayan a quedar un curso completo”, concluye.
Alternativas Otra de las opciones que contemplan los universitarios que se desplacen a Bilbao son las residencias privadas. Entre las estancias de carácter mixto es posible encontrar la Residencia Estudiantes Andrés de Mañaricua, cuya sede principal se encuentra en Derio, pero que además dispone de doce plazas en la capital vizcaina; o la Atalaya Claret, donde 71 alumnos podrán convivir en las instalaciones del Colegio Askartza, muy próximas al campus de Leioa.
Por otro lado, se hallan las estancias de carácter no mixto, principalmente de carácter religioso. Solo los estudiantes masculinos pueden acudir al céntrico Colegio Mayor Bidealbde de la calle Gordoniz. Mientras que existen hasta cinco centros para el alumnado femenino. Se tratan de la residencia María Inmaculada, con plaza para 96 jóvenes en pleno Campo Volantín; otras 40 podrán cohabitar en la Residencia Juvenil Hermanas Trinitarias, situada en Otxarkoaga; las que deseen tener una privilegiada vista al Museo Guggenheim pueden solicitar una habitación en la Residencia de Nuestra Señora del Rosario, donde se hospedan hasta cincuenta mujeres; y en Zabalbide la Residencia Santa María Artagan oferta otras cincuenta plazas.
Una nueva alternativa a las residencias o a los colegios mayores son los pisos tutelados. Este curso se estrenan en Bilbao los de Mendialai, en la calle Ercilla, y también exclusivos para mujeres. “Son una forma de estancia que ha funcionado en otras ciudades”, explican desde el centro. Para su apertura ponen a disposición del alumnado femenino 16 plazas, que se dividirán en cuatro apartamentos con cuatro habitaciones individuales cada uno. “Como es un servicio nuevo y habrá mucha gente que no nos conozca, no queríamos lanzarnos al vacío”, explica. Así, quieren ir introduciéndose poco a poco en el mercado.Más asequibles Como señala el director de Miguel de Unamuno, Xabier Murelaga, la mayoría de los estudiantes prefiere alquilar una habitación en un piso compartido antes que convivir en una residencia. El motivo principal es que los pisos de alquiler acostumbran a tener precios más asequibles. “El importe varía entre 1.000 y 1.100 euros en Deusto”, indican desde la Inmobiliaria Bidarte. El coste por cabeza suele oscilar entre los 300 y 350 euros y los pisos más demandados son los de tres y cuatro habitaciones. Bidarte trabaja principalmente en Deusto, una zona estratégica ya que no solo está próxima a la Universidad de Deusto y a la Facultad de Economía de Sarriko.
Los clientes principales de la inmobiliaria son estudiantes guipuzcoanos. “Sobre todo trabajamos con alumnos del Goierri y de Donostia”, explican. Además, como habitualmente el alumnado quiere dejar todo cerrado para septiembre, comienzan a recibir llamadas de estudiantes que buscan alojamiento para el próximo curso en mayo.
En Lan Gestiones Inmobiliarias también acostumbran a trabajar con universitarios. Aseguran tenerlos “de todas partes, desde Donostia y Gasteiz hasta Filipinas”. En gran medida, porque la afluencia de alumnos de intercambio se ha visto incrementada debido a los acuerdos a los que ha llegado la universidad pública en las últimas fechas. Desde la inmobiliaria exponen que “los grupos de alumnos vienen ya hechos”. Generalmente, los propios alumnos llaman a la agencia, aunque en el caso de los de primer año los padres suelen intervenir en el proceso.
Además de por motivos económicos, los estudiantes prefieren habitar en un piso por el control que puede ejercer en una residencia. Murelaga no se muestra de acuerdo con esta teoría. Asegura que existe una preferencia por los alquiler de viviendas porque los inquilinos “pueden llevar a sus amigos, para hacer una cena, dormir o lo que sea”. En cambio, en una residencia o colegio mayor por regla general no es posible invitar a nadie.