“En Zalla somos cinco taxistas, pero en estas plazas cabemos solo cuatro”
El traslado de la parada a las cercanías del Ayuntamiento suscita las quejas de los conductores
Zalla - Los taxistas de Zalla ya no aparcan en la parada de la calle Bizkaitarra que han utilizado “durante cerca de sesenta años”. El Ayuntamiento ha reubicado a los conductores en la calle Lehendakari Aguirre, cerca del edificio consistorial en un traslado no exento de polémica. La mayoría de los taxistas creen que la ubicación elegida no es la más adecuada y critican la falta de previsión por parte del equipo de gobierno. Se da la circunstancia de que en el primer espacio que les asignaron justo enfrente en esa misma calle “las plazas eran más pequeñas que los propios coches” y ahora “solo cabemos cuatro conductores a pesar de que somos cinco”, resume José Ramón Renovales, uno de los afectados.
“Estamos como castigados contra la pared”, compara. No acaban de sentirse cómodos. Cuentan con una zona porticada para resguardarse en caso de lluvia, pero “no queremos ni pensar en verano cuando empiece a apretar el calor y los coches se conviertan en una sauna”, adelanta otro de los taxistas, Francisco Etxebarria. Los conductores se han mostrado reticentes a marcharse de la calle que consideraban su segunda casa desde que “a finales de 2016 por parte del Ayuntamiento nos comunicaron que nos cambiaban de sitio”, recuerda la taxista Estíbaliz Etxebarria.
El proyecto quedó en suspenso y se reactivó con la regeneración del centro de Zalla que plantean las obras para eliminar un carril circulatorio y ensanchar las aceras de la calle Nuestra Señora del Rosario. Los conductores, recibieron ”por carta certificada” la confirmación de que los planes de llevar la parada a la calle Lehendakari Aguirre seguían adelante, si bien reconocen que en el intervalo de tiempo que medió entre el primer contacto y la comunicación por escrito declinaron asistir a un encuentro con representantes municipales, molestos porque “la primera vez que nos hablaron de trasladarnos el ofrecimiento se dirigía solo a tres taxistas”.
Cuando, finalmente, se instalaron la semana pasada en las plazas trazadas junto a la parada del autobús procedente de Balmaseda constataron que “los coches se salían del espacio pintado” y apenas tenían margen de maniobra para aparcar o dar marcha atrás sin tocar los vehículos del al lado. “Lo transmitimos al Ayuntamiento y nos contestaron que las medidas se ajustaban a la ley”, explica Estíbaliz Etxebarria. Sin embargo, poco después “nos avisaron de que nos cambiaban a la acera de enfrente”. Esta opción tampoco les satisface, ya que si los cinco coches no estuvieran atendiendo servicios no entrarían todos, como comprobaron el sábado de madrugada. Además, con las obras en la calle Nuestra Señora del Rosario “nos vemos obligados a dar la vuelta al pueblo ya sea para ir en dirección Bilbao o Balmaseda”. En definitiva, “se ocasiona un perjuicio a los clientes, que, por si fuera poco, deben andar más desde el ambulatorio o el mercado de la plaza Euskadi”, argumenta José Ramón Renovales, quien propone la Avenida Taramona como ubicación más idónea.