Muchos de los niños y niñas del colegio Begoñako Andra Mari-La Salle de Sestao que ayer se sentaron en el sillín de la bicicleta para ir de alegre biribilketa rodada hasta la playa de La Arena -a caballo entre Muskiz y Zierbena- no llegaron a conocer a Jon Álvarez, profesor de gimnasia del centro diocesano que ideó esta iniciativa como un punto de encuentro de la comunidad escolar en torno a una actividad física al aire libre. Sin embargo sus aitas, amas y sus profesores han sabido transmitir a los alumnos el legado de aquel santurtziarra que entró a formar parte de la historia del centro en el año 2000 y que no cejó en su empeño de promover el deporte como ejercicio vital para cuerpo y mente hasta su fallecimiento en julio de 2011.

Tan largo fue su legado que ayer la comunidad escolar de La Salle -como se conoce popularmente al centro- celebró con una enorme participación la séptima edición de esta marcha que contó con el singular apoyo de la Sociedad Ciclista Rebonza y el apoyo del Ayuntamiento ribereño. “A mí Jon me dio un curso y le conocía de verle por el colegio. Era supermajo. Nos llevaba muy bien para todo. Sabía hacer las clases muy amenas. Estábamos encantados con él porque era muy accesible para todo”, recuerda una animosa Irene Barcenilla, que ha participado en muchas de las ediciones de la marcha cicloturista creada por este insigne profesor cuya calidez humana y su sesgo profesional ha dejado una huella perenne entre alumnos, compañeros y padres y madres del colegio sestaoarra.

“La singularidad de Jon Álvarez residía sobre todo en que era un profesor muy cercano. Era como un amigo en clase, en los recreos o en el AMPA. Era muy divertido y se relacionaba muy bien con la gente. No era el típico profesor que viene a cumplir con su horario”, certificaban recientemente Iker González, David Olmo y Yeray Seijas, exalumnos que pudieron convivir con Jon en sus años como estudiantes de la ESO y que ahora colaboran con la marcha al otro lado del telón de la prueba.

Bidegorri La marcha cicloturista comenzó pasadas las 15.00 horas acompañada por una patrulla de la policía local que abrió camino a los participantes -cerca de 120 en esta edición- hasta conectar la comitiva con el bidegorri que llega hasta la zona zierbanata de la playa. “Allí hemos tenido un avituallamiento y un rato de asueto y descanso”, reseñaban desde el centro educativo.

“Yo tendré que improvisar porque es la primera vez que voy a participar en esta marcha y no conozco el recorrido pero por lo que me han contado tampoco es muy difícil”, destacaba Edorta Sainz-Aja, alumno de 2º de la ESO y aficionado al fútbol que ayer cambió el balón por la bicicleta conmemorativa. Quien se dejó llevar por el homenaje a Jon Álvarez fue -entre otros- Diego Cáceres, un pequeño alumno de origen venezolano que el próximo curso iniciará su periplo educativo en Primaria pero que no quiso perderse junto a sus padres este evento que intenta desarrollar el espíritu de superación que el docente santurtziarra intentó transmitir en vida a sus queridos alumnos.