En el calendario santurtziarra hay dos fechas que brillan con luz propia: el Día de El Carmen y el Lunes de Pascua, fecha en la que se celebra, desde tiempos inmemoriales, la fiesta de Cornites. Ayer, los santurtziarras y vecinos de los alrededores no fallaron a su cita y llenaron de color y vida el pulmón verde de la localidad marinera. En las primeras horas del día, las panzas de burro que poblaban el cielo hicieron que los asistentes a la fiesta retrasasen su subida al Serantes desde las diferentes sendas que llevan a la cima de 458 metros. El sol hizo acto de presencia y miles de personas llegadas desde Santur-tzi y municipios de las inmediaciones se pusieron la ropa de monte para pasar una jornada cargada de tradición y simbolismo en la localidad marinera.
Cornites es una jornada para vivir en familia o en cuadrilla y en ese plan se lo tomaron los llegados hasta la cima. “Hay que transmitir esta tradición tan nuestra de generación en generación. Por eso he venido con mi hija para intentar enseñarle esta fiesta”, aseguró Raúl, quien acudió al Serantes junto a su hija Jone. Para Raúl, esta cita le trae recuerdos muy entrañables, memorias de noches de expectación ante la llegada del Lunes de Pascua. “Tengo unos recuerdos magníficos de esta fiesta porque es una forma de compartir experiencias, la naturaleza... La noche anterior a Cornites, de pequeño, no dormía de la emoción”, aseguró este hombre de 44 años que lleva “toda la vida acudiendo a esta cita que debe su nombre al tradicional bollo con chorizo y huevo cocido que tiene forma de cuerno. Y es que, aunque los tiempos han cambiado y la fiesta, evidentemente, ha adoptado una forma un poco diferente, el cornite sigue teniendo su espacio en las mochilas para ser alimento del hamaiketako o la comida.
Unos habituales de Cornites son Jon, Alberto y Eder, un grupo que da muestra de que en las faldas de la cima santurtziarra se dieron cita ayer hasta tres generaciones. “Siempre solemos venir. Eder tiene siete años y lleva viniendo desde los tres”, señalaron estos dos vecinos de la localidad que guardan grandes recuerdos de esta cita.
“Veníamos de jóvenes a jugar a pasar un gran día en cuadrilla... Ahora el monte está un poco diferente, pero seguimos viniendo”, explicaron. Pero en esta ocasión, no pudieron llegar a la cima por una razón de fuerza mayor; el pequeño Eder se había hecho días atrás daño en una de sus rodillas. “Hemos subido hasta la zona central y aquí nos quedaremos, de pastores. Si luego Eder puede, intentaremos que vaya a los hinchables”, señalaron Jon y Alberto ante la atenta mirada del pequeño.
Sin duda, los hinchables que se pusieron en marcha a mediodía fueron uno de los grandes atractivos de la jornada. Nada más abrirse, las largas colas tomaron la campa en la que se alzaron estos elementos de juego. Pero también había quienes completaban la subida hasta llegar a lo más alto del Serantes, una cima convertida en una atalaya ideal desde la que ver y disfrutar de vistas de desde Castro hasta Bilbao en una vertiente y de Meatzaldea en la otra.
Alicia, Pilar, Lidia, Ciri y César completaron la subida y, como hicieron otros muchos, fotografiaron el entorno y el momento de hollar el Serantes. “Intentamos venir todos los años porque es una tradición. Es una forma diferente de pasar el día en familia con la tortilla de patata, las rosquillas... Estaremos aquí comiendo el bocata con las crías, tomaremos algo y bajaremos”, señaló este grupo en el que los jarrilleros eran mayoría.
Ibilaldia Quienes subieron pudieron encontrarse diversos puestos de txakoli, sidra, talo, rosquillas... Y como novedad, la ikastola Bihotz Gaztea también tuvo su puesto en el que comercializaron merchandaising del Ibilaldia que organizarán el próximo 27 de mayo en la localidad. En el puesto florecían las camisetas, bolsas y sudaderas diseñadas para la ocasión. “Hemos abierto el puesto a las nueve y media de la mañana y la idea no es solo vender productos, sino también socializar y anunciar a la ciudadanía la celebración de Ibilaldia. La verdad es que está viniendo mucha gente que compra y que, sobre todo, pregunta cuándo se va a celebrar”, aseguraron Amaia, Itxaso y Jasone, tres de las personas que estuvieron tras el puesto. Bihotz Gaztea fue el gran soplo de aire fresco en esta edición de Cornites, una tradición que ayer, una vez más, hizo que miles de personas tomaran las faldas del Serantes.
No hay lesión que le pare. Eder, quien acudió con Jon y Alberto, subió al monte pese a sus dolores en la rodilla. Es la cantera de Cornites.
ibilaldia se abre camino. La ikastola Bihotz Gaztea tuvo un puesto en el Serantes con productos del Ibilaldia del próximo 27 de mayo.
EN CUADRILLA. Cornites es una fiesta para ir en grupo, en cuadrilla, y así lo demostraron ayer Alicia, Pilar, Lidia, Ciri y César.
tradición entre generaciones. Raúl no falló a su cita con Cornites y acudió con su hija Jone para “transmitirle esta tradición”.