Orduña - Gracias a su ubicación, Orduña fue punto estratégico de comunicación comercial entre la meseta y los puertos del Cantábrico. Está constatado que en el siglo XIII había ya un tránsito de lana de Castilla hacia Flandes para su conversión en paños. La ruta más directa desde Burgos era por la peña vieja de San Bartolomé o a través de la peña de Txarlazo. Al pasar por Orduña, era obligatorio abonar diezmos y aranceles por el transporte de las mercancías. Es la razón que llevó a la construcción del edificio de la Aduana que se alza imponente en plena Foru Plaza. El investigador histórico local, Txetxu Lambarri, desgrana el origen y los diferentes usos que ha tenido el emblemático inmueble a lo largo de su historia.

¿La Aduana que hoy conocemos es el primer espacio físico donde se empezaron a cobrar esas tasas?

-No. Hay documentación donde se cita por primera vez que en 1289 la villa de Orduña ya tenía aduana o alfóndiga. Fue durante el reinado de Sancho IV y ese año se le dota también a Orduña de dos ferias francas: la de finales de mayo y la de San Miguel en septiembre. Tres siglos más tarde, en 1575, se construye la Alhóndiga que sigue hoy en pie. Funcionaba como depósito de mercancías y allí era dónde se pagaban las tasas y los aranceles de la época.

¿Y por qué se levantó después el gran edificio de la Foru Plaza?

-La causa fue la construcción del nuevo trazado del Camino Real. Hasta 1772 ese camino era para recuas de mulas cargados con grandes fardos de lana y materiales que subían por peñascos y sendas muy estrechas. Había que hacer la ruta accesible a carruajes. En ese momento, un oriundo de Orduña, Cayetano de Palacios y Salazar, que entonces era diputado en las Cortes de Madrid, impulsó la reforma del Camino Real y el rey Carlos III la construcción de la aduana en un lugar preferente de Orduña.

La Foru Plaza.

-Sí, sobre la antigua plaza de los Fueros, que era mucho más extensa de lo que es hoy, y se decide ubicar en la parte oeste. Su construcción comienza en 1782, estando Carlos III como Rey de España, y se termina en 1792 con Carlos IV en el trono. Fue un revulsivo para la ciudad ya que el tránsito de mercancías en los dos sentidos creció mucho y los arrieros pernoctaban en las fondas de Orduña.

Descríbame el edificio y su distribución en aquella época.

-Es de estilo neoclásico y destacan sus trece arcos de medio punto sobre pilastras. En el entresuelo estaban las caballerizas, en el primer piso las oficinas públicas de formularios y cobros y el segundo servía de almacén. Dentro tenía un patio para la entrada de luz y de ventilación.

Llama la atención que la Aduana apenas estuvo cuatro décadas en funcionamiento.

-En 1833, con la muerte de Fernando VII, quedan desestimadas las Aduanas de tierra adentro en favor de las de los puertos de mar como los de Bilbao, Lekeitio o Portugalete. Su vida útil fue muy efímera.

¿Qué otros usos se ha dado al edificio desde entonces?

-Cuando aún estaba abierta, entre 1808 y 1812, la Aduana orduñesa es utilizada como cuartel para las tropas napoleónicas y se sabe que llegan a estar acantonados del orden de 4.000 franceses por temporadas. En 1836, el general liberal Espartero toma la ciudad y sus tropas residen en el edificio durante meses. Y entre 1874 y 1876 las tropas del pretendiente Carlos VII se alojan allí y después lo harían las realistas de Alfonso XIII. Tras las pérdidas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, el Batallón Garellano nº 45 ocupa la Aduana entre 1898 y 1916. Y cinco años después de finalizar la Guerra Civil, la Aduana empieza a ser utilizada para el acuartelamiento del Batallón Garellano nº 54. Hasta 1962 pasaron por aquí cerca de 1.000 soldados.

¿Cuándo pasó el edificio a manos de la ciudad?

-En la década de los 70 hubo un incendio y después se cedió al Ayuntamiento. Lo reconstruye en 1987 a través de una Escuela Taller, con subvención del Fondo Social Europeo.

Y después llegó el Hotel-Balneario.

-Tras cuatro años de obras se abrió en 2006 pero solo duró hasta 2014. Ahora se va a volver a relanzar. Hay buenas expectativas. Se van a crear casi 30 puestos de trabajo. Ojalá sea un revulsivo para Orduña.

Investigador histórico de Orduña