UNA mesa vestida con lujos mayúsculos, digna de palacio, dispuesta por la peluquería salón Valenzuela (Blas de Otero, 19), que regenta Lola Mena, con el apoyo, entre otras, de Desiré Loredo y Saray López y el aliento, desde la trastienda, de Fernando García; un árbol de Navidad confeccionado en telas y rematado con una estrella de Oriente singular, el ya añorado Sokonusko, plantado en el escaparate de Trufas Silmai (Avenida Lehendakari Aguirre, 37), donde Silvia Unzalu ejerce de dulce jardinera, acompañada por Txema Cámara; estrellas y árboles en blanco y plata, acompañadas por un elegante carro blanco, dispuesto tras los cristales de la farmacia Inma Olabarrieta (Blas de Otero, 51) y la mención de honor al bosque colgante de paletas de pintor que colgó Iñaki Arce en su escuela de dibujo y pintura (Avenida Madariaga, 29). Esos fueron los cuatro escaparates reconocidos por Deusto Bizirik, la agrupación que preside Julia Diéguez, en su concurso de escaparates de Navidad en Deusto. Como remate de la ceremonia, la peluquería de Carolina da Fonseca (Centro Comercial Bidarte, avenida Lehendakari Aguirre, 29), quien llegó acompañada por el pequeño Julen Rodríguez, se llevó el premio al árbol navideño mejor decorado al vestirlo de rojo pasión. La iniciativa redondea la propuesta de Deusto Bizirik, que entregó a los comercios participantes un árbol virgen para que lo decorasen con motivos navideños. Era un remedo del Árbol de los Deseos plantado en la plaza San Pedro en los últimos días del pasado diciembre.

Los 25 establecimientos participantes en el certamen entraron en juego entre el 9 de diciembre y el 5 de enero de 2018, una fecha grabada a fuego en el corazón del barrio bilbaino. No en vano, ese mismo día, justo un mes después de que Deusto Bizirik invocase a la fantasía en los escaparates para incentivar la decoración de los mismos, se obró el prodigio y el barrio acabó por convertirse en El País de las Maravillas. Fue entonces, recordarán, cuando aparecieron en escena el Sombrerero Loco, el Conejo Blanco, el gato Chesire y todo aquel elenco fantástico para unirse a la celebración, cuando la caprichosa diosa de la fortuna quiso que el gordo de la lotería de El Niño regase con 100 millones de euros el barrio. La Administración de Loterías número 19 de Bilbao, en la avenida Lehendakari Aguirre, había vendido un número sagrado: el 05685. El escaparate del establecimiento propiedad, entre otros, de Juan Elejalde, se regó de champán. Pero ya estaba fuera de concurso.

Volvamos al presente. La lectura del acta correspondió al gerente de Deusto Bizirik, Ignacio Aguirre. A la cita acudieron, además de los premiados ya citados, Arantza Jiménez, Jon Aristín, Amaia Deprit, Julio Aristín, Ángel San Mamed, Joserra Taranco, quien acudió en nombre de Laboral Kutxa; Txiki Carrocera, Txomin Telletxea, Montxu Martínez, Fernando Miravalles, presidente de la Asociación de Comerciantes de Sestao que organiza mañana mismo una ceremonia semejante en el conservatorio de Música de Sestao; Ramiro Ordejón, Nekane Iturbe, Inés Maoño, Mercedes López, Olatz Vergniory, Asier Abaunza, Luis Eguíluz, Beatriz Marcos, José Antonio Alonso y una buena selección de comerciantes y hosteleros de Deusto.

La elección de los escaparates ganadores corrió a cargo de la propia Julia, de Ignacio Aguirre y de Iñaki Arce, en la tercera edición de un certamen que renació en 2014, tras diez años de ausencia -la anterior edición se remonta a 2004-, para incentivar la decoración escaparatista. El concurso ha renacido con fuerza y cada día son más los establecimientos que se suman a las decoraciones. Todos los presentes abrocharon la tarde-noche con un lunch y un brindis para el futuro, un encuentro suculento y sabroso a la luz de la calle.