Síguenos en redes sociales:

El Gordo fala moito galego

El 71198 regala 544 millones en la localidad lucense de Vilalba y algunos décimos han volado a Bilbao, a casa de familiares de los propietarios del bar Cascudo

El Gordo fala moito galegoEFE

Bilbao - La desaparición a mediados de noviembre del busto de Fraga -del que todavía no hay rastro- era la noticia del año en Vilalba. Hasta ayer, cuando la Lotería de Navidad dejaba 520 millones de euros y más de un millar de vilalbeses se acostaron siendo menos pobres. Las 130 series del número 71198, compradas en su mayoría por vecinos de esta villa de algo más de 14.000 habitantes, provocaron desde el mediodía escenas de júbilo en varios puntos de la capital de la Terra Chá, con dos epicentros claros: la administración de loterías y el bar Cascudo, en la parroquia de San Xoán de Alba.

A escasos 200 metros de la casa natal de Manuel Fraga Iribarne y también del pedestal que desde hace algo más de un mes luce vacío, sin el busto del fundador de Alianza Popular, se encuentra el despacho que vendió la mayor parte de los 1.300 décimos. A su titular, Mari Carmen Fernández, le faltaban palabras para explicar la alegría que supone “repartir tanta felicidad y, para más inri, entre tanta gente conocida”.

Y es que en Vilalba todo el mundo se conoce y en vísperas de Nochebuena la comidilla se centrará hoy en saber quiénes han sido los afortunados. Así, por ejemplo, entre los agraciados se encuentran los profesores (incluidos los jubilados) del colegio de Educación Primaria Insua Bermúdez, que se llevaron alrededor de un centenar de billetes premiados. Tres trabajadoras del hotel-spa de Santaballa; el periodista Toni López, de Goiriz; una profesora de Formación Profesional, varias empleadas del supermercado Gadis y un jubilado que tuvo un negocio de fontanería, son solo otros ejemplos de los muchos agraciados en Vilalba.

En el algunos casos se da la circunstancia de hasta cinco décimos premiados en la misma familia, y también era habitual ver a varios hermanos celebrando haber sido agraciados con el Gordo. Para ellos, este año que pronto mudará de piel no será el de la enigmática marcha de Fraga, ni el de las preocupaciones que generaron la polilla guatemalteca para los cultivos de la patata o la avispa velutina para las colmenas. Será el del Gordo.

“Este es mi primer primero”, destacaba con una sonrisa nerviosa la responsable de la administración Alcázar. Y es que en Vilalba tocaron no hace mucho cuartos y quintos premios, pero hay que remontarse a 1976 -un año después de otra pérdida, en este caso la de Franco- para recordar otro Gordo. Lo rememoran los más mayores mientras otros, los que ayer no tuvieron suerte, tratan de confiar en que no haya que esperar otros 40 años para que el azar vuelva a sonreír a la capital de la Terra Chá.

“Por un puto décimo” “Esto es una fiesta, yo aún no me lo creo”, comentaba David Eimil poco antes de la hora de comer en el bar Cascudo. Es el hijo del dueño y emocionado junto a su padre aseguraba que “el bar no se cierra”. Eso sí, “igual” toca “una semana de vacaciones”, bromeaba el joven, con una botella de champán en una mano y una copa en la otra. A esas horas ya llevaba “15 o 16 [botellas] abiertas”, para brindar entre clientes, amigos y conocidos, que tras acudir al centro del pueblo trasladaron la celebración a este local habitualmente frecuentado por cazadores.

El número lo escogió el mayor de los Cascudo, que, pese a ser el culpable del reparto de más de 200 millones de euros, se mostraba llamativamente tranquilo en medio de la algarabía y de la nube de periodistas. La propietaria del bar, Pilar Ferreiro, confirmaba que el premio “está muy repartido” también entre la gente de “la zona”, lo que para ella supone “una gran alegría”, porque son “personas humildes y trabajadoras, que lo necesitan”.

Algunos décimos, explicaba, salieron para otros lugares como Vigo o Asturias. Los propietarios también se habían quedado con algunos, “pero no con muchos”, porque estuvieron “repartiendo lotería hasta el último momento”. De hecho, alguno de los décimos premiados fue a parar a sus familiares en Bilbao.

El cava corrió durante horas en el bar, por dentro y por fuera de las copas, pero el más joven de la familia no estaba dispuesto a coger la fregona: “Hoy el suelo no se friega, si hace falta se cambia. No sé cómo sentirme. Estoy en una nube. Haces feliz a la gente por vender un puto décimo. Es dinero, pero ayudas”, sentenciaba.

Esta localidad lucense no fue la única a la que ayer fue agraciada con el primer premio. El Gordo regó de millones a doce provincias, volvió a La Bruixa d’Or después de tres años pasando de largo en Catalunya, y encumbraba a la madrileña Doña Manolita, que repartió más premios que nunca. Este primer premio cayó en administraciones de Lugo, Málaga, Huesca, Jaén, Lleida, Madrid, Cantabria, Cádiz, Las Palmas, Murcia, Santa Cruz de Tenerife y Valencia.

El propietario de la mediática La Bruixa d’Or de Sort, Xabier Gabriel, siguió el sorteo desde Nafarroa, después de que el pasado octubre trasladase la sede social de su negocio a la comunidad foral a raíz del procès. “Es la primera vez en mi vida que hago un sorteo fuera de nuestro nicho, de nuestra administración”, manifestaba. Por su parte, la famosa Doña Manolita repartió millones de euros con siete premios: El Gordo; el segundo premio con el 51244, y cinco quintos premios: 58808, 5431, 3278, 580 y 22253. A medida que iban cayendo los premios, la gente se fue acercando hasta este despacho de loterías madrileño, donde sus responsables no podían disimular su alegría. “Hemos conseguido dar muchos premios y estoy muy feliz”, indicaban.

Y otra anécdota. El barrio malagueño de la Trinidad que lloraba hace un mes la muerte del popular humorista Chiquito de la Calzada cambió ayer sus lágrimas de dolor por otras de felicidad para celebrar que numerosos vecinos han sido agraciados con el Gordo. La administración La Biznaga, a unos 500 metros de donde reposan los restos mortales del humorista, repartió 128,8 millones de euros. - DEIA