A LGUNA vez han cruzado a pie la ría a través de un túnel que discurre por debajo del cauce? Pues bien, gracias al sifón de Bilbao y la primera edición de Open House, esto fue posible. Este túnel bajo el brazo fluvial que atraviesa la villa abrió ayer sus entrañas al público. “Visitarlo nos ha sorprendido gratamente”, confiesan Itziar y Raquel al concluir el recorrido. Estas dos jóvenes voluntarias aprovecharon la mañana de ayer para hacer un recorrido por algunos edificios de la villa antes de ponerse el chaleco para ayudar a los bilbainos a guiarles en este primer certamen arquitectónico.
Itziar y Raquel son dos amigas que llevan tiempo esperando a que se celebre este certamen al considerarse entusiastas de la arquitectura. Por ello, decidieron hacer una pequeña lista de edificios para descubrir. Todo esto antes de embarcarse en la aventura de ponerse el chaleco rosa que las identificase como voluntarias de esta primera edición del certamen.
El Ayuntamiento de Bilbao era una “visita obligada” para ellas. “Ya habíamos estado pero el Salón Árabe es alucinante porque eso no lo habíamos visto nunca”, dijeron ambas. Pero entre los 47 edificios que ofrece este festival arquitectónico, el sifón de Deusto era el más “curioso” por una simple razón: “Pasaba debajo del agua y era la única oportunidad de ver lo que había dentro”. Desde primera hora de la mañana los alrededores del edificio que alberga la entrada del sifón al lado del puente de Deusto empezó a llenares de curiosos; Itziar y Raquel que en esta segunda parada tuvieron la compañía de sus padres.
Cuatro voluntarios y una guía trabajadora del Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia estuvieron presentes en esta nueva aventura en la que se ha embarcado la villa. “Estamos teniendo mucho éxito. Pensábamos que no iba a venir nadie porque hay otros edificios más emblemáticos para visitar”, comentó uno de los voluntarios asombrado de la gran acogida que estaba teniendo.
Cada visita tenía una duración media de 30 minutos un tiempo suficiente para recorrer los 460 metros de túnel por la que discurren las tres tuberías que componen el sifón.
“La guía quiere abarcar todo y hay veces que las personas les hacen preguntas. Se nota que le apasiona el tema y que trabaja en esto porque sabe contestar a todo”, indicaba otro de los voluntarios que confesaba estar encantado de formar parte de este día.
El túnel que une ambos márgenes de la ría, entre la Universidad de Deusto y el Museo de Bellas Artes, alberga unos colectores por los que discurren las aguas fecales de la margen derecha de Bilbao camino de la depuradora de Galindo, en Sestao. Es, además, una de las instalaciones subterráneas más espectaculares de la red de saneamiento del Consorcio de Aguas.
Los visitantes escuchaban con atención las explicaciones de la guía que caminaba junto a ellos. Sorprendidos, contemplaban el tamaño de las tuberías que tienen entre 0,80 y 1,30 metros de diámetro. “No me lo imaginaba así”, decían entre ellos.
Toallitas peligrosas Uno de ellos incluso se atrevió a preguntar qué era lo que pasaba con las peligrosas toallitas que se vierten por los inodoros de manera inapropiada y que tanto daño hacen al sistema de recogida. La responsable del peculiar tour respondió: “Todo esos residuos tras retirarse se queman a una temperatura muy alta hasta que logramos deshacernos de toda esta materia que perjudica tanto al medio ambiente”.
El interés mostrado por parte de los grupos alegró a los voluntarios ya que han dedicado “mucho mimo e ilusión” a este proyecto para que todo fuese según lo previsto.
“Yo creo que los temas industriales como este son los interesantes y por eso la gente se ha animado a venir”, decía uno de los jóvenes que se quedaba detrás del grupo para que ninguno se separase.
Los que hacían cola temían no poder entrar. Tal fue la multitud que se acercó hasta el sifón de Deusto que incluso la fila llegó a dar la vuelta del edificio. Por eso, y percibiendo la gran acogida que estaba teniendo la peculiar instalación, los voluntarios se vieron en la obligación de aumentar el número de personas integrantes de los tours.
“Al principio hemos hecho grupos de 20 pero los hemos tenido que aumentar a 30 porque sino es imposible que toda la gente pueda verlo”, decía otra de las voluntarias encargadas de repartir los panfletos de esta primera edición Open House en el que se incluyen planos y la lista de edificios. “Sin duda ha sido una ocasión perfecta para conocer en profundidad edificios que no suelen estar abiertos al público”, comentaron Itziar y Raquel. Un día en el que el buen tiempo quiso estar presente. “El sol nos ha ayudado y esperamos que haya más ediciones”, concluyeron los voluntarios.