Bilbao - “Espero que esta ya sea la definitiva”, confesaba ayer el concejal de Urbanismo, Obras y Servicios Ricardo Barkala, a la hora de explicar el inicio inminente de las obras de la apertura del canal de Deusto. Un proyecto trufado de problemas, parones y retrasos que dio comienzo en 2014 y que se prevé culminar para octubre de 2018. De todas formas, el también primer teniente de alcalde bilbaino adelantó ayer a DEIA que el desarrollo de los trabajos permitirá que “para la próxima Aste Nagusia, el agua discurra ya por el canal abierto”. Los meses restantes hasta llegar al final del proyecto servirán para rematar los muelles y habilitar los nuevos paseos ribereños que se generarán en el nuevo tramo del cauce
El plazo para ejecutar los trabajos es de doce meses y empezó a correr la semana pasada, el día 14, cuando el Ayuntamiento bilbaino puso el terreno a disposición de las empresas contratadas.
“La previsión es que las máquinas entren en la zona de trabajo en dos o tres semanas”, aseguró Barkala, con la primera labor de retirar la capa superficial de la parcela 14, la que acoge más elementos contaminantes de todas las que se han analizado exhaustivamente. Después vendrá la excavación integral de todo el itsmo que se ha dividido en tres zonas, las cuales serán previamente blindadas con unos muros de contención, denominados tablestacas, para que no caiga tierra y se filtre a la zona de excavación la menor cantidad de agua posible.
Primero se retirará la capa superior de la gran parcela de 490 metros de largo por 75 de ancho hasta una profundidad de dos a dos metros y medio. Es la superficie que contiene diversos contaminantes y que en total sumarán 90.000 metros cúbicos. Este material será llevado a diferentes plantas para su tratamiento especializado. Los restantes 270.000 metros cúbicos que se prevé obtener son los más profundos e inertes, por lo que serán trasladados hasta Santurtzi, donde la Autoridad Portuaria de Bilbao los utilizará como relleno en la construcción de la nueva expansión que está ejecutando.
Todos estos últimos excedentes serán retirados por una gran excavadora asentada sobre una pontona flotante en la ría que los depositará en dos gánguiles o barcos de carga, y que los trasladarán en decenas de viajes hasta Santurtzi. La intención es profundizar hasta los 10 metros, donde estará la base del cauce del nuevo brazo de la ría.
Las diferentes fases del proceso se solaparán e incluyen la creación de una escollera inclinada en ambas márgenes. Se compondrán de hasta cinco capas de material impermeabilizante y de seguridad. Por ejemplo, la última, la que podrán ver los viandantes cuando la marea esté baja, se compondrá de rocas de entre 700 y 1.000 kilos de peso.
El agua que se pueda filtrar por el perímetro de contención desde tierra, tanto desde la margen de Deusto como desde Zorrotzaurrre, será tratada en una depuradora que se construirá ex profeso para evitar cualquier vertido contaminante al cauce de la ría.
Proceso de licitación trabado El tajo comienza ya tras un proceso de licitación trabado en el enésimo obstáculo que protagoniza esta emblemática obra de la villa. Todo ello debido a que las dos firmas que conformaban la Unión Temporal de Empresas (UTE) que ganaron el concurso abierto la primavera pasada dieron la espantada tan solo nueve días después de que el Ayuntamiento pusiera su confianza en ellas. Las empresas que se hicieron con el contrato por 9,5 millones de euros, Dragados y Hermanos Elortegi, no llegaron a un acuerdo interno en la redacción de los estatutos que iban a regir el trabajo en común con lo que informaron al Consistorio bilbaino de su renuncia al tajo. Un tropiezo más que llevó al Área de Urbanismo, Obras y Servicios a acudir a la segunda oferta que había quedado en el dictamen del tribunal de contratación. Otra UTE compuesta por las empresas Construcciones Murias, Drace Infraestructuras y Tecsa fue la elegida en un tramite que permite la ley. Eso sí, su contratación será un poco más cara para las arcas municipales. La segunda opción se comprometió a abrir un segundo cauce a la ría en Zorrotzaurre por un total de 10,2 millones de euros, es decir, 700.000 euros más que la primera oferta.
De todas formas, es un coste asumible por el Ayuntamiento, ya que el concurso abierto preveía un gasto para el conjunto de los trabajos de 13,5 millones de euros, cifras todas ellas sin incluir el IVA.
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