Paso firme sobre los hombros
Nueve mujeres portaron una de las imágenes más antiguas de las procesiones de Balmaseda Las costaleras ya rompieron estereotipos el año pasado al cargar con más de 200 kilos de peso
Elixane Castresana
Balmaseda - Los capirotes les cubrían el rostro, así que la gente dirigía la mirada a sus pies. Ellas escuchaban todos los comentarios, como “un chaval que dijo que éramos todas chicas menos uno, el más alto”, recuerda divertida Olatz Salmerón. Al día siguiente la aludida respondió plantándose un calzado de lo más vistoso. Con el orgullo de que “nunca el Nazareno ha ido más recto que con nosotras”, estos dos últimos años en los que nueve mujeres de Balmaseda cargaron con uno de los pasos más emblemáticos de las procesiones de la villa, que pesa “más de 200 kilos”.
Aunque con algunos cambios en la formación con respecto a la del año pasado, volvieron a salir victoriosas del reto. Un grupo en el que “hay de todo, desde las que están habituadas a ir al gimnasio y otras que no hacemos tanto deporte”, afirma Nati García. La imagen de Jesús Nazareno “es una de las más antiguas” de la localidad, explica Eugenio de Francisco, de la cofradía de La Piedad. Data del siglo XVIII y “es muy popular porque pertenecía a un balmasedano que tenía taller” y por su peculiar configuración: “está compuesto por las manos de un santo, las piernas de otro, torso de otro y brazos articulados”. A menor escala del tamaño natural, “sus ojos tallados y la barba que parece separada en dos mitades”, ayudan a encuadrarlo en la escuela artística cántabra. El Nazareno salió en procesión hasta la década de los cincuenta. Sin embargo, después, quedó recluido y olvidado en un camarote durante medio siglo.
Hasta que la cofradía de La Piedad lo rescató. Lo llevaron a un taller en Orozko y una costurera de Balmaseda le hizo un traje a semejanza del que vestía antaño, que se encontraba muy deteriorado. En 2007 estuvo listo para volver a ocupar su lugar de referencia, abriendo la procesión de pasos del Jueves Santo que precede a la representación de la Última Cena de la Pasión Viviente y la del Viernes Santo por la tarde, en la que aparecen algunos personajes del Vía Crucis. Junto con La Piedad, que se añadió al cortejo en 2003 y La Cruz a cuestas en 2014, forma parte de las últimas incorporaciones a las procesiones de Balmaseda, que engrosan “diez pasos”.
Con el fin de repartir el peso “la restauración del Nazareno se realizó de forma que lo portaran ocho costaleros junto con la persona al cargo del martillo”, más de los que estaban dispuestos al principio. En 2015 dos mujeres figuraron entre los costaleros y en 2016 se vio el primer plantel íntegramente femenino.
“Hubo quien se ofreció a echarnos una mano y dijimos que no, que podíamos solas”, aseguran dos de ellas, Nati García y Olatz Salmerón. El miércoles Santo, la víspera de salir, se sometieron a una primera prueba tan solo con el soporte de madera para colocarse en sus respectivos lugares. Tan positiva resultó la experiencia que no dudaron en repetir este año, incluso con bajas de última hora. “El día antes se cayeron de la lista dos personas; enseguida encontramos otras dos interesadas”, agradecen.
“La clave reside en avanzar en coordinación con el ruido de los tambores y los pasos de los fariseos -la guardia romana, que también participa en las procesiones-”, opinan Olatz Salmerón y Nati García. Además, se colocaron almohadillas para evitar los roces y “al día siguiente cambiamos de brazo para alternar”.
De nuevo, se demostraron tan fuertes y capaces como los hombres de llevar sobre sus hombros el peso de la tradición, a la vez que hacían añicos los estereotipos de género. Y, para celebrarlo, cumplieron con otra costumbre de la Semana Santa de Balmaseda: organizar una comida. “Nos conocíamos de vista y hemos creado una cuadrilla”, dicen las costaleras, Nati García, Nati Aguirre, Guerlinde Gorrotxategi, Olatz Salmerón, Itziar Braceras, Juncal Vega, Ainara Trespalacios, Itxaso Ruiz y Cristina Rivero.