Mungia - Entre el 5 y el 10% de la ropa que vende Inditex actualmente en sus tiendas procede de prendas recicladas. La etiqueta Join Life es el distintivo que muestran las prendas sostenibles de esta compañía textil internacional y bajo este concepto de marketing ecológico se esconde un material confeccionado a partir de fibras sintéticas de botellas de plástico, orgánico (algodón) o reciclado. Implicada de lleno en esta iniciativa solidaria se encuentra Koopera, cooperativa vasca de segundo grado en la que participan entidades sin ánimo de lucro, que de la mano de Cáritas, colabora con la firma presidida por Amancio Ortega y otras de la talla de Mango y la vasca Skunkfunk para crear ropa más sostenible a partir de estos materiales orgánicos y reciclados. “Fabricantes de otros sectores a nivel europeo ya son responsables de la gestión de sus residuos (envases, vidrio o papel), cumpliendo una legislación existente, gestión que se realiza en colaboración con la administración y a través de organizaciones como la nuestra. En el sector textil hemos comprobado también que existe un gran interés en colaborar para el reciclado de sus productos ”, explica Javier Mariño, director gerente.

Para que la iniciativa ecológica llegue a buen puerto y los fabricantes puedan disponer de esta materia prima reciclada, Koopera dispone de una planta de separación de prendas en Mungia que se dedica a la reclasificación de estos materiales textiles usados. Previamente, son las propias tiendas de Zara distribuidas por toda España y por el mundo, las que recogen la ropa que sus clientes no utilizan y se deposita en contenedores preparados.

Después, se envía el material a las plantas de clasificación que Koopera dispone tanto en Mungia como en Valencia, donde la ropa será separada y clasificada. En estas instalaciones genera nueva materia prima textil que servirá para fabricar prendas que se venderán de nuevo en las tiendas del grupo con la etiqueta de Join Life. “La industria de la moda se está planteando ya hacer una ropa más sostenible, reintroduciendo materiales reciclados y obtenidos de residuos textiles. Esta nueva realidad nos da una oportunidad de ser referentes en Europa en este tema”, subraya.

Un ejemplo de este proceso es la producción de tela reciclada a partir de algodón y fibras sintéticas de botellas de plástico de posconsumo. “Hemos conseguido volver hacer tejido con materia primera que sale del residuo de la ropa”, describe Mariño. Así, entre los artículos textiles que serán lanzados en las colecciones de estas firmas de moda figuran jerseys, calcetines y otras prendas obtenidas de estos materiales reciclados en la planta de Mungia. “Al igual que en la industria del automóvil se ha logrado reintroducir un porcentaje del material reciclado en los coches, ahora el sector de la moda se está planteando hacer una ropa más sostenible también reintroduciendo materiales usados, lo cual nos permite ser referentes en este tema”, explica Mariño.

Precisamente este es uno de los últimos proyectos en el que se ha embarcado Koopera que este año cumple 25 años de vida. Más de dos décadas a través de las cuales esta cooperativa se ha implicado de lleno en la economía solidaria de Bizkaia. Koopera, cuyo embrión se sitúa en la iniciativa Rezikleta, nacida en 1992, da empleo actualmente a 382 personas -más de 550 en toda España- y de las cuales un 55% son perfiles de inserción. Josetxu González, es uno de los trabajadores que comenzó esta aventura solidaria a principios de los noventa y uno de los históricos de la cooperativa desde sus inicios fundacionales.

“En 1992 se constituyó la primera cooperativa, Rezikleta, un proyecto de personas que estábamos trabajando con jóvenes en el Casco Viejo de Bilbao y Otxarkoaga, así como un ropero de mujeres voluntarias vinculadas a Cáritas en Basauri. El objetivo era darles una alternativa de vida a estos jóvenes que tenían problemas de consumo de drogas, o fracaso escolar y ofrecerles una inserción laboral”, recuerda con cierta nostalgia.

Los primeros pasos de este proyecto comunitario estuvieron protagonizados por seis personas voluntarias, incluido el propio Josetxu, que se dedicaron a la recogida de muebles de los hogares bilbainos y que luego trasladaban a las primeras tiendas con formato de “precio reducido” que comenzaron a aparecer en la ciudad. “Contamos desde el principio con el apoyo de Cáritas, que se involucró completamente en el proyecto y nos prestó un cheque de 3 millones de pesetas de aquella época”.

Con esta suma de dinero pudieron comprar su primer camión de segunda mano para realizar las primeras labores de recogida, al tiempo que alquilaron una lonja en Basauri en la que se instalaron 23 mujeres voluntarias. “Comenzamos con el nombre de Rezikleta y fue algo muy emotivo porque elegimos entre todos el logotipo. Íbamos con un megáfono por los barrios dando a conocer la actividad que realizábamos de recogida de enseres, muebles y electrodomésticos”, destaca echando la mirada hacia atrás. Tres años después, en el 95 se inauguró la primera tienda de Rezikleta en la calle Ronda del Casco Viejo y fue dos años después cuando la cooperativa implantó el primer sistema de recogida de envases en Gernika, así como de residuos orgánicos en diferentes municipios.

Una década después, en 2008, germinó definitivamente el proyecto Koopera que aglutinó diferentes proyectos textiles distribuidos por Euskadi, como Ekorropa, en Bizkaia; Berjantzi, en Araba, y Oldberri, en Gipuzkoa. Hoy en día, esta cooperativa de iniciativa social gestiona más de 12.000 toneladas de residuos reutilizables al año en su planta de Mungia, que lleva operativa desde 2012. De este volumen, la mayor parte son prendas de las cuales un 60% se recicla. Las prendas reusables pueden tener dos destinos. El primero es volver al uso a través de las 34 Koopera store, las tiendas de la cooperativa donde se venden estos artículos, de las que 17 están en Euskadi. El segundo tiene como destino dos proyectos internacionales que Koopera gestiona en Chile y Rumanía. En lo que respecta a la recogida de prendas en Bizkaia, cada año el número va en aumento, y así lo demuestran las estadísticas del ejercicio 2016, cuando se incrementó notablemente el volumen de textiles reciclados, en buena parte debido a los 75 contenedores blancos que Koopera tiene colocados por el territorio, que recogieron más de 3.900 toneladas de ropa usada.

Con los datos en la mano y con una mirada retrospectiva, tanto González como Mariño, se muestran satisfechos con la evolución de la cooperativa social. “Es cierto que al principio nos costó consolidarnos porque proveníamos del mundo del asociacionismo y militancia, pero con el paso del tiempo y el apoyo de ayuntamientos hemos mejorado mucho y nos hemos nutrido de talento en varias estratégicas, como es el merchandaising, escaparatismo o gente del mundo de la moda”, remarca Mariño.

Precisamente, una de las claves de este proyecto solidario reside en la economía circular, un concepto central en la filosofía de esta cooperativa vizcaina. “Nos permite no solo reintegrar a personas con dificultades en el mundo laboral, sino que también podemos transformar, por ejemplo, una prenda ya usada para fabricar una alfombrilla de coche o bien hilo para hacer ropa”, expone.

De cara al futuro, los responsables de Koopera son optimistas y creen que podrán continuar contribuyendo otros 25 años en esta labor solidaria . “Tenemos conocimientos y tecnología para reciclar toneladas de materiales y nos gustaría participar en este ecosistema que se genere alrededor del reciclaje textil y de aparatos electrónicos, donde vemos un gran potencial”, concluye Mariño.