Iker Ugarte

Basauri - Pintura al óleo, pastel, acuarela o lo que le pongan por delante, nada parece resistírsele a la basauritarra Ana Landeta cuando de pintar se trata. Y es que con “ilusión y poniéndole pasión se puede hacer de casi todo”, asegura esta artista amateur. Lo de amateur lo dice ella, puesto que no se ha ganado la vida pintando, aunque no será por falta de talento, desde luego. Sin embargo, la basauritarra comenzó a pintar tarde, con 45 años. “Siempre digo que empecé cuando pude”, ya que hasta entonces la vida no le dejó demasiado tiempo libre, explica. Ahora, expone parte de su extensa obra en la Casa Torre de Ariz, en su Basauri natal. Para ella es “muy emotivo” exponer allí, ya que “cuando esto era un caserío, mi abuelo nació aquí”, comenta. Su trayectoria viene marcada por la pasión que desde pequeña sintió hacia la pintura. Tal como explica ella misma, “en el colegio lo que más me gustaba era dibujar y cuando veía una revista o periódico, en vez de leerlos me dedicaba a pintarlos”. Pero tardó en dar rienda suelta a esa pasión y fue gracias a uno de los cursos impartidos en la casa de cultura de Basauri. Aún sin haber tenido una experiencia previa ni haber cursado estudios relacionados con la pintura o el arte, Landeta comienza a tomárselo en serio y después de ese curso empieza a formarse en un estudio privado. Asimismo, desde hace unos años acude con frecuencia al Museo de Reproducciones de Bilbao, ya que ha descubierto que le apasiona copiar del natural las figuras clásicas que hay en el museo.

En la exposición de Ariz hay expuestos trabajos en varias técnicas, las que más utiliza: el óleo, la acuarela y el pastel. Pero también ha experimentado con el grafito o la tinta china, entre otras.

No solo le gusta crear, sino que es también una aficionada al arte en general, sobre todo a la pintura. “En cuanto puedo me escapo a algún museo”, ya sea en Santurtzi, Gasteiz, Eibar y cómo no, al de Bellas Artes y al Guggenheim, en la capital vizcaina. Lo que más le gusta es el impresionismo, y se declara una enamorada de Renoir.

En los cuadros o láminas de Landeta, lo que más abunda es la “pintura figurativa”. Rara es la vez que ha dibujado un paisaje, ya que “me gusta representar figuras, sobre todo personas”. Una de las constantes en su obras son los retratos o las imágenes en las que aparecen rostros y miradas. “Busco caras que me dicen algo e intento imprimirles un gesto, unos sentimientos, es lo más difícil, ponerles sentimientos”.

Para inspirarse últimamente acude mucho al Museo de Reproducciones de Bilbao, ya que le gusta mucho pintar figuras clásicas. También saca ideas de revistas o fotos que aparecen en los periódicos. Sin embargo, admite que muchas veces, “aunque comiences el cuadro con una idea, esta va cambiando y hay veces que de lo que pretendía a los que pinto, va mucho”.

En la actualidad, Landeta tiene su búnker particular en una de las habitaciones de su casa de Basauri. Allí puede pasar horas y horas pintando, pensando, borrando y volviendo a pintar. La basauritarra confiesa que, “cuando acabo un cuadro suelo tardar unos días en volver a pintar”, es una costumbre que ha cogido y que le ayuda a pensar en sus próximos retos.

Ha invertido e invierte todo el tiempo que antes no pudo, aunque lo hace, lógicamente, con mucho gusto. Para Landeta, dibujar y pintar es mucho más que una manera de expresarse. “Tampoco busco nada en particular, claro que agrada que guste tu trabajo pero no es mi intención”, asegura. A mí lo que me da la pintura es paz y satisfacción, concreta.