Sestao - Simón Gardiazabal, natural de Elorrio, montó en el primitivo Sesto -nombre con el que el concejo de Sestao aparece nominado en la carta puebla de la villa de Portugalete en el siglo XIV- un negocio de droguería, dando lugar en el arraigo popular de Simondrogas a la zona donde su ubicó el avispado comerciante. Una curiosidad patronímica de la historia de Sestao, entonces aldea rural y agrícola, que tuvo sus mejores ejemplos de la impronta de las actividades asentadas en el concejo en la toponimia local con la llegada de la revolución industrial en el siglo XIX y principios del siglo XX, tal como se destaca en el libro Toponimia de Sestao, un compendio monográfico sobre los barrios, lugares y rincones insospechados del concejo encartado fruto del trabajo de investigación filológica y documental llevado a cabo por el sestaoarra Jorge Tejedor.
Recuperación Nombres como San Francisco, Aurrerá, Astillero, Eskarbilla o La Iberia se hicieron hueco en los topónimos del concejo al tiempo que se hundían en el recuerdo viejas denominaciones euskaldunes como Arbinaga, Borreaga, El Callejo, Etxebarriaga o Urtetegi. Así lo pone de manifiesto el investigador, quien ha contado con la supervisión y apoyo editorial de la academia de la lengua vaca, Euskaltzaindia, cuyo representante en la presentación, Adolfo Arejita, destacó que la gran red del conocimiento toponímico vasco se “hace en base a monografías tan importantes como la llevada a cabo por Jorge Tejedor”. Arejita recordó que esta obra sobre la toponimia de Sestao es la sexta publicación de la serie Izenak que ha publicado la academia.
Por su parte, el alcalde de Sestao, Josu Bergara, puso de relieve el “trabajo arduo y complejo llevado a cabo por nuestro vecino” y apuntó que es intención del Ayuntamiento poder contribuir a la difusión social de este trabajo que “acerca a los sestaoarras a un mejor conocimiento de la historia de su pueblo”. - E. Zunzunegi