Bilbao - Un peluche gigante espera en la esquina de una mesa a que alguien se fije en él. Está rodeado de casitas, sonajeros, juegos didácticos, muñecos que bailan y de instrumentos musicales. Es un gran bazar repleto de ilusión. Todos y cada uno de los juguetes tendrán una segunda oportunidad y llegarán a manos de quienes menos recursos económicos tienen. Durante todo el año, Koopera Cáritas recoge juguetes para ponerlos a la venta a precios muy bajos en su diferentes tiendas del territorio. Se tratan de campañas de sensibilización para que las personas que tengan juguetes en desuso los puedan donar y lleguen finalmente a niños de familias desfavorecidas. A lo largo del año se han hecho diferentes iniciativas, algunas en centros escolares, donde los más pequeños pueden “aprender el valor de compartir y de ser solidarios”, destacan desde Koopera. También en la Feria de Santo Tomás se colocó un puesto para recoger juguetes usados. “Cualquier iniciativa es buena para recoger el mayor número de juguetes”, apuntan desde Koopera.

Para hacer realidad los sueños de quienes menos recursos tienen son necesarios en Bizkaia 354 contenedores, y una red de 10 tiendas, sin contar con la flota de vehículos destinados a la gestión de recogida del residuo. En 2016 se consiguió recoger, solo en el territorio vizcaino, 340 toneladas de juguetes, y vender 25.000 juguetes en perfecto estado, dando así puestos de trabajo de inserción en Bizkaia. Y es que con esta labor se consigue dar forma a dos objetivos: por un lado, se ayuda a quienes no tienen recursos y con poco dinero pueden comprar un regalo para sus niños por Reyes, y, por el otro, crean trabajo a personas en situación o riesgo de exclusión social.

La horquilla de precios en las tiendas de Koopera es muy variopinta. A partir de un euro se puede hacer feliz a un niño con un juguete que previamente ha pasado por todos los filtros de calidad necesarios. “Todo los juguetes están en perfecto estado. Los que consideramos que no cumplen con los requisitos los quitamos directamente y no se venden”, concluyen. - S. Atutxa