Sorkunde Goikouria: “Aunque digan que esto es Erandiogoikoa, para nosotros es Erandio”
Sorkunde Goikouria es la presidenta de Goi-alde Dantza Taldea de Erandio
Erandio - Sus pasos son pasos de baile. Sorkunde Goikouria es la presidenta de Goi-alde Dantza Taldea de Erandio. Lleva en esta agrupación desde los 5 años. Su infancia, su juventud y toda su experiencia vital están vinculadas a esta zona de la localidad, más rural, que hoy lleva el nombre de Erandiogoikoa. “Para nosotros es Erandio”, sentencia Goikouria, rubricando así la idiosincrasia de un barrio con entidad propia, con fuerza, con un pasado eminentemente ligado al mundo del caserío y que, de algún modo, ha sabido conservar ese carácter. Goikouria rememora su infancia en este paraje, cuando jugaban escondiéndose entre las estatuas yacentes de los señores de Martiartu, conocidos popularmente por los lugareños como Peru y Mari.
Erandio tiene barrios muy dispares... Erandiogoikoa tiene una idiosincrasia muy diferente a Altzaga o Astrabudua.
-Sí, y yo creo que también nos sentimos un poco diferentes. Somos muy rurales.
¿Pero ese carácter rural todavía sigue existiendo?
-Yo creo que sí. Tenemos punto de reunión, nos conocemos más o menos todos... Ahora con las casas nuevas ya hay más gente que se va integrando poco a poco.
¿El mundo del caserío sigue vigente?
-Sigue habiendo baserris pero ya pocos.
¿Ha conocido ese Erandiogoikoa de caseríos?
-Sí. Iba a por lechugas a Basabeiti, la lechera traía la leche... Y en casa teníamos un trocito de huerta. Había puerros, algunas habas, tomates... Y estaban las vendejeras. Yo les veía en la tienda cuando volvían de la vendeja de Bilbao. Guapas, ¿eh? Con sus tacones, el delantal...
¿Qué le gusta de aquellos tiempos?
-En general la esencia de pueblo, el tener casas dispersas y un centro donde reunirnos todos. Nos juntábamos en los bares. Si había alguna fiesta daba igual la edad. Nos conocemos todos y eso se mantiene.
Y Goi-alde Dantza Taldea ha sido un buque insignia dentro de la vida cultural y social de esta zona.
-Sí. Era lo único que había. Goi-alde y el Apurtuarte. La mayoría de la gente ha pasado por este grupo de dantzas. Es que antes no teníamos nada. Estaban los bares y luego se hizo el batzoki con la cervecera, que le dio mucha vida a Erandio en verano. Goi-alde se ha mantenido estos cincuenta años.
¿Y para usted qué ha supuesto Goi-alde?
-Llevo desde los 5 años bailando y he pasado por muchas fases. Ahora soy presidenta y la verdad es que han sido muchas horas dedicadas a Goi-alde.
¿Recuerda la primera vez que bailó con el grupo?
-Eran las fiestas de Sangroniz. Yo tenía 5 años. Bajamos andando, ya vestidos y yo iba de la mano de mis aitas. Me regalaron una sortija por ser la primera vez que bailaba.
Esta es quizá una zona más pegada al resto de pueblos del valle, mientras que Altzaga o Astrabudua miran más a la ría...
-Sí. Yo creo que siempre nos hemos considerado más Txorierri. Dicen “Erandio no es Txorierri”. Nosotros sí. Es que tenemos un problema: por mucho que nos digan que esto es Erandiogoikoa, para nosotros es Erandio. Es Erandio o La Campa. Nos han puesto el nombre nuevo, que está muy bien, pero ahora ya van acortando y nos llaman “los de Goikoa”. A mí me parece fatal. Pero me aguanto.
La iglesia es otro referente de la zona.
-Y Goi-alde ha tenido ahí el lugar de ensayo. Primero en un lado, y después comenzamos a utilizar los locales de atrás, que son dos locales en los que antes había catequesis. Luego, el cura los convirtió en club y en lugar de ensayo.
¿En club?
-Cuando vino Txuma Olague, el famoso cura de Erandio, empezó a movilizar a los jóvenes. Puso unas mesas, unas sillas, música y la juventud de entonces, que ahora tendrá 50 o 60 años, empezó a ir allí. Les puso un sitio para estar y comenzaron a hacer guateques los domingos por la tarde. Era famoso Erandio con sus guateques (ríe).
Txuma Olague dejó impronta en Txorierri. En Sondika los dos coros llevan su nombre.
-Lo que tengo oído es que empezó en Sondika de cura, se fue a Venezuela muchos años y cuando volvió, vino a Erandio. Era muy de estar con la gente.
Ahora hay mucho vecino nuevo...
-Sí. A mí me gusta. Mis hermanos se fueron todos fuera a vivir porque aquí nadie construía. En Altzaga y en Astrabudua no se ha construido mucho... Sí que hubo un boom de pisos, pero la gente se ha tenido que marchar a Leioa, Algorta... Ahora se le ha dado vida al pueblo. Y los que vinieron hace unos años han tenido niños y se ve mucho ambiente.
¿Su rincón preferido?
-La campa de los árboles como referente. Cuando hicieron el murito que tiene alrededor no me gustó mucho, pero la verdad es que viene fenomenal porque tiene una altura que se sienta todo el mundo. Hemos pasado mucho tiempo en el muro, esperando, hablando, charlando...
¿Qué es para usted Erandiogoikoa, bueno... Erandio?
-(Ríe) Es mi pueblo, qué quieres que te diga. A mí me gusta vivir aquí. Es mi casa, es un lugar tranquilo, donde tienes un sitio donde te puedes reunir con la gente, donde puedes dar una vuelta...