Güeñes - El edificio “diseñado por el arquitecto Emiliano Pagazaurtundua, autor del Ayuntamiento de Santurtzi, que se concibió como residencia de verano para Leandro Urrutia, destaca con su recargada fachada pintada de rojo en Güeñes”, explica Jorge Gómez, de la empresa de servicios turísticos de Enkarterri Alboan. A quienes no conocen la zona les sorprende el aspecto señorial del actual Ayuntamiento, una antigua mansión de indianos “construida en 1910”. Las Jornadas Europeas del Patrimonio han permitido descubrir sus estancias interiores en cuatro visitas guiadas que han llenado todas las plazas disponibles. Un impulso al potencial turístico del municipio a un año de que se cumpla una década de la inauguración de Arenatzarte, el parque de esculturas acondicionado en el área ajardinada de dos hectáreas que formaba parte de la finca.

Originario de Galdames, Leandro Urrutia se enriqueció en México con el comercio de algodón en el siglo XIX. Fue uno de los muchos encartados que emigraron a América en busca de fortuna. “Según relató en una conferencia ofrecida recientemente en Balmaseda, Josu Ruiz de Gordejuela, experto en la materia”, recuerda el guía, los viajes al nuevo mundo se concretaban de dos formas: aquellos que eran reclamados por sus parientes, establecidos allí con negocios prósperos o que contaban con recomendación, y la migración en masa de quienes embarcaban a la aventura, rumbo a lo desconocido, que trabajaban durante tres años descansando un solo día entre 365 para pagarse el pasaje. Leandro Urrutia pertenecía al primer grupo.

Sin embargo, murió en 1908, antes de ver completada su segunda residencia. Entonces “su viuda, Josefina se hizo cargo del proyecto, dándole un toque romántico de influencia afrancesada, correspondiente al periodo del segundo imperio con toques modernistas”. Como detalle curioso, el tejado se realizó a imagen y semejanza del hospital de Basurto, “se dice que con la intención de proteger el edificio de posibles bombardeos”.

Salvo para los representantes políticos de Güeñes, trabajadores municipales y vecinos que acuden a los plenos, el interior -“de estilo neorrenacentista donde la madera cobra un gran protagonismo”-, resulta desconocido. Cuando la familia se desplazaba a Güeñes para pasar el verano viajaba con ellos una comitiva de sirvientes. Solo los dos de mayor confianza residían en la casa principal, en el ático. “Para el resto se construyó otra vivienda justo enfrente”, en el punto donde la carretera se desvía hacia Aranguren y Zalla. Todo un Downton Abbey a la encartada que dejó sin palabras a los visitantes nada más cruzar la puerta de entrada. Aunque la casa se sometió a una reforma para acoger las dependencias del Ayuntamiento en 1974 -tras serle cedido por la familia Garay-Llaguno, entonces propietaria-, queda mucho del mobiliario original, con “protagonismo para la madera” también en el lujosos techo artesonado de la entrada.

En su época de esplendor, la planta noble constaba de “recibidor, comedor, sala de billar y sala de reuniones, todo pensado para las visitas”. Se cree que el espacio con vistas al jardín que hoy alberga el salón de plenos fue un dormitorio cuando los Urrutia habitaban la casa “por el crucifijo visible en la pared, como los que solían colocarse encima de la cama”. Los retratos de los alcaldes de Güeñes en democracia cuelgan encima de un mueble de madera repleto de libros. “En un entorno tan bonito seguro que los partidos políticos enseguida alcanzan acuerdos”, comenta uno de los visitantes.

La escalinata conduce hasta el piso superior “donde nos esperan algunas sorpresas”, anuncia el guía. Un maillot amarillo de Samuel Sánchez, líder de la Vuelta al País Vasco de 2012, recibe desde un lugar preferente. Al campeón olímpico de fondo en carretera en Pekín 2008 se le considera un vecino más de Güeñes, ya que residió con una familia de la localidad al inicio de su carrera. Entretenidos con una maqueta que da idea de la configuración del edificio, a los visitantes les costó reparar en el ventanuco, situado debajo, que desvela el secreto mejor guardado de la mansión. “Dentro se pueden observar los restos de la bóveda de la capilla”, revela el guía mientras ilumina con una linterna para que todos los asistentes puedan verlo. Pese a que la capilla se tapió en una remodelación anterior, sí se ha preservado el lugar desde el cual escuchaban las misas los criados que vivían en la buhardilla.

Museo al aire libre El lujo del que hizo gala la familia Urrutia en su casa de Güeñes se extiende al jardín. Para repoblarlo se trajeron plantas de especies exóticas, “como una secuoya que se transportó desde América en barco”. Puentes y estanques trazados al estilo inglés a gusto de Josefina, la viuda de Leandro Urrutia, le dan un aire bucólico.

Al convertirse en sede consistorial, el parque se abrió a la ciudadanía consolidándose como punto de esparcimiento y algo más. En 2007 se empezó a trabajar sobre la idea de “fusionar arte y naturaleza” para crear Arenatzarte, un museo al aire libre con esculturas en su mayoría de artistas vascos, con obras de Koldobika Jauregui, Ángel Garraza, los tótems de vivos colores de los hermanos Roscubas que parecen vigilar la mansión, Mikel Lertxundi y Marijose Recalde, con su representación del daño que la acción del hombre causa a la naturaleza a través del chico tranquilamente recostado sobre un árbol que está a punto de recibir el impacto de una bolsa de piedras. Además, se exhiben los trabajos de John Stone que representan plantas de otros climas que “ganaron el primer concurso de proyectos de intervenciones en el espacio público de las Encartaciones”, que tuvo lugar en el año 2008.

En el edificio acristalado que se encuentra a la derecha de la casa principal se organizan periódicamente exposiciones y talleres para acercar el arte a todo tipo de públicos. La caseta de madera situada cerca del río Kadagua acogió una muestra permanente de vestidos de papel del certamen con participación internacional que se celebra en septiembre en esta misma ubicación. Sin embargo, “la crecida de enero de 2015, que anegó el parque, afectó a la construcción y, desde entonces, las exposiciones se van alternando entre diferentes localizaciones”. Así, los premiados en la última edición se instalaron un tiempo en el salón de plenos y después, coincidiendo con el encuentro motero del Harley Eguna, en la kultur etxea de Sodupe.

Tras un corto paseo se llega a la iglesia de Santa María. La cercanía al transporte público, que conecta con Bilbao y Balmaseda en 20 minutos, facilita el acceso a un atractivo conjunto monumental que ha descubierto una joya más.