Trapagaran - Trapagaran cuenta con una nueva plaza en la confluencia entre las calles José Rufino Olaso y Funicular, un espacio surgido a raíz de la construcción de una promoción de viviendas privadas. El espacio, de 1.200 metros cuadrados, ha recibido el nombre de las Franciscanas de Montpellier, en honor a la congregación religiosa que llegó a Trapagaran hace 77 años para cuidar a los niños huérfanos y ancianos abandonados al finalizar la Guerra Civil.
La plaza, que da acceso a las viviendas, incluye jardín y zonas de estancia. Es “sencilla, pero hermosa”, en palabras del alcalde de Trapagaran, Xabier Cuéllar. El regidor añadió que en una de las esquinas se han colocado los restos del antiguo lavadero de La Escontrilla, donde las mujeres del pueblo lavaban antiguamente la ropa a mano, para recordar la historia del municipio.
Nada más llegar a la localidad a instancias del entonces alcalde, José Urbieta, las franciscanas gestionaron el asilo de San José, donde atendieron a los más necesitados. Con el paso del tiempo aquellas instalaciones se quedarían pequeñas, por lo que en 1970 se construyó otro edificio que reproduce la forma de la letra zeta y rodeado de amplios jardines: el actual colegio Franciscanas de Montpellier, que funciona a pleno rendimiento. Desde que se afincaron en Trapagaran el número de religiosas de la congregación ha ido disminuyendo hasta las cinco que permanecen actualmente. Aunque ya no imparten clase, continúan formando parte de la vida del centro atendiendo los comedores y la portería o cuidando de los alumnos.
Ayer asistieron al acto de inauguración de la plaza junto con la dirección, el profesorado, una representación de los estudiantes , exalumnos y miembros de la corporación municipal con el alcalde a la cabeza. El regidor subrayó el papel fundamental que las franciscanas han desarrollado en el municipio llevando siempre con ellas la defensa de tres valores: “paz, solidaridad y convivencia”. Xabier Cuéllar cree que incluirlas en el callejero local recordará a las generaciones futuras “que hubo un grupo de monjas que un día vino a Trapagaran para cuidar de las personas vulnerables y se fueron vinculando y enraizando hasta convertirse en una de las instituciones más importantes”. - E. Zunzunegi