Basauri - Seguramente, el bar Ori-Ori de Basauri sea uno de esos lugares en el que todos los basauritarras se han tomado una caña, un café o una ración de rabas. Este establecimiento situado en la calle San Fausto, en la esquina con la plaza Arizgoiti ha sido durante 70 años parte del esqueleto de una zona histórica del municipio, la zona antigua, y ha dado vidilla a muchos vecinos del pueblo.

Sin embargo, a finales de este mes, el Ori-Ori cerrará sus puertas. Tan solo hace cinco años que los dos socios que actualmente regentan el negocio reabrieron el bar, cogido de manos del vecino que llevaba toda la vida con él, y ahora “nos hemos visto obligados a tener que cerrar”. Y es que, según estos, “un vecino nos está haciendo la vida imposible desde hace casi dos años con quejas constantes, sea la hora que sea”.

Ante las reiteradas denuncias de uno de los residentes en el bloque, que está situado encima del bar en una vivienda antigua, se realizaron mediciones de ruido y en alguna de estas el establecimiento superaba las emisiones marcadas por ley. Sin embargo, el local no ha recibido multas ni ninguna orden de cierre. Pero tal como marca el Decreto 171/1985, de 11 de junio, el bar ha tenido que atenerse al horario de 8.00 a 22.00 horas y eliminar el ruido de los principales focos sonoros.

Por otra parte, el local necesitaría una insonorización que a día de hoy, no se puede llevar a cabo, puesto que el edificio se encuentra fuera de ordenación urbana. Desde el Ori-Ori, critican que en base a un decreto “no podamos poner música en un bar”. Además, “pusimos limitadores de sonido, pero una simple conversación ya excede a lo permitido porque se escucha”, comentan.

Según fuentes municipales, el Ayuntamiento no ha decretado el cierre del bar, únicamente ha impuesto estas medidas correctoras en cumplimiento de la ley. Pero para los gestores del Ori-Ori, “las condiciones del decreto y las quejas de un vecino, hacen insostenible seguir con el negocio abierto”.