Gernika - Borja Sánchez es un gernikarra que ha hecho suya una frase del filósofo oriental Confucio: elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida. En su caso lo ha logrado tras convertirse en piloto de helicóptero. Aunque siempre tuvo la ilusión de sobrevolar los cielos y sobre todo en un helicóptero, era algo que “lo veía imposible, porque tenía que irme fuera a estudiar, vale mucho dinero y no contaba con recursos”. Por ello, estudió para formarse como informático. Pero el camino escogido en un principio, le dio la oportunidad de poder cumplir su meta. “En un momento dado me hice funcionario del Gobierno vasco, llegue a tener tiempo y recursos, por lo que decidí convertir mi sueño en realidad”. Gracias a ello, hoy por hoy, es piloto de rescate y vigilancia del Gobierno vasco.
La andadura para alcanzar su ilusión tampoco fue sencilla, ya que aunque comenzó a estudiar en Sondika, la escuela cerró y tuvo que marchar hasta Barcelona. “Hace diez años había un montón de escuelas, pero la situación fue degradándose mucho y se fueron cerrando centros por la crisis, ya que la gente quiere ser piloto pero no tiene dinero para ello”. Mucha gente que comienza a estudiar el curso suele ser con el fin de pilotar un avión, pero Borja Sánchez siempre tuvo claro que lo suyo eran los helicópteros. “En mi clase empezamos ocho personas, dos queríamos ser pilotos de helicóptero y los otros seis de avión”. Las asignaturas tanto para un puesto como para el otro son prácticamente las mismas, materias como derecho aeronáutico o meteorología por ejemplo; “es un tema en el que cambia la física, si que hay unas asignaturas aparte para helicóptero pero, la base es la misma, para unos y para los otros”. Tras tres años de estudio entre teorías y prácticas, consiguió su licencia de pilotaje.
“Yo he metido horas por mi cuenta antes de empezar a trabajar, pero tuve la suerte de entrar directamente en el puesto actual”. Sus estudios de informática tampoco fueron en balde ya que para ser piloto de helicóptero, como mínimo, hay que tener los estudios de Bachillerato, aparte de un nivel alto de ingles. “Trabajo a veinte minutos de casa, pero sí es verdad que muchos de mis compañeros han tenido que salir fuera de Euskadi para trabajar, pasar 21 días seguidos en una base contra incendios, por ejemplo, y cosas así”. El joven gernikarra es consciente de que “hay puestos que son de difícil acceso, ya que hay gente con mucha experiencia y si quieres coger horas de vuelo no te queda otra que irte fuera o tirar de ahorros”.
Sánchez lleva poco tiempo aún en su puesto, hace cuatro meses que empezó y el consejo que le han dado es que tenga paciencia. “Todavía cuando aterrizo suelo pensar que lo podía haber hecho mejor, porque cada día es una experiencia nueva. Tu cerebro tiene que estar cinco minutos antes de donde vayas a ir”. Los mayores peligros a los que se enfrenta son la niebla, los cables o los pájaros: “hasta un pobre alimoche es un peligro”. Por ello “hay que ver lo que hay y lo que no hay”.
En su caso todavía no ha tenido ninguna salida para llevar a cabo un rescate, pero sabe que las situaciones más complicadas son las labores de montaña. “Hay que tener en cuenta las laderas, el viento, las temperaturas? un cambio de temperatura te puede tirar para abajo”. Cada día es un aprendizaje constante, aunque está bien rodeado porque “la gente tiene una experiencia impresionante. Mis compañeros son de los mejores que habrá en todo el territorio, y controlan todos lugares en los que pueden meterse y en los que no”.
Lo que Borja Sánchez tiene claro es que lo suyo es una pasión y aunque puede que haya ocasiones en que baje del helicóptero sudando o de mal humor, “cada vez que subo a la máquina se me olvidan todos los problemas”.