El investigador y catedrático de la Universidad del País Vasco, Xabier Orue-Etxebarria, ha presentado recientemente en Galdakao el hallazgo de unos restos pertenecientes a la Torre Isasi, ubicada en la localidad. Unos restos que, el propio Orue-Etxebarria explicó que los descubrieron en el año 2012 “prácticamente de casualidad” y que se encuentran en los alrededores del barrio de Olabarri. Pero esta no es la única casa torre que se levantó en Galdakao. Y es que, al parecer fueron más de una decena de estas las que se construyeron entre los siglos XIV, XV y XVI.

Orue-Etxebarria concreta que pudieron existir las siguientes: “Aperribai, Zuazo, Urreta, Zabala, Torrezabal, Basozabal, Etxebarria en Isasi, Urgoitia, Usunsolo, Oinkina, Lekue, Isasi Goikoa y Gumucio. También se ha citado otra en Jugo, pero no está clara su existencia”. Trece en total. Sin embargo, debido a su antigüedad y otros factores como las luchas entre diferentes linajes, por ejemplo, estas torres desaparecieron casi por completo. En Galdakao se ha podido comprobar las existencia de cuatro de ellas, contando la última de Etxebarria o Isasi. Unas edificaciones de las que apenas quedan unos muros, piedras y algunos restos, aunque cabe destacar el “buen estado” de la de Lekue, que se reformó.

Pero para entender la importancia de este tipo de construcciones, hay que retrotraerse hasta muchos años atrás. Concretamente a un tiempo en el que las casas torre eran muy frecuentes en Euskadi. Los siglos XIV y XV. Al parecer, su ubicación venía marcada por la existencia de rutas importantes. Una manera de controlar los caminos por los que se trasladaba el comercio.

Orue-Etxebarria detalla que otras “podrían estar relacionadas con la defensa de algún bastión destacado”. Y no era casualidad que en Galdakao se levantaran 13 torres, puesto que pasaban unos cuantos caminos importantes, como el que llegaba desde Gernika, entre otros.

Los linajes La importancia era tal, que cumplían funciones muy diferentes. La más habitual, la de la defensa fortificada contra posibles agresiones, aunque también servían como residencia habitual y símbolos de prestigio ante el resto de la sociedad. Y es que, como detalla Orue-Etxebarria, “normalmente iban ligadas a los señores o linajes”. El Fuero Viejo describía que solo podían construir este tipo de casas los hidalgos.

No obstante, “se conoce el caso del mercader Juan Ferrández de Artunduaga, que construyó casa torre, herrerías y molinos”, además de crear el linaje de los Artunduaga. El catedrático destaca los linajes de los Galdacano, los Usunsolo y el de Isasi como los más importantes en el municipio.

Al parecer, las primeras se construyeron con madera, pero el riesgo de incendios hizo que se pasara a la piedra. En Bizkaia, casi siempre de arenisca o caliza. De estos edificios destacaban sobre todo sus gruesas paredes y sus pequeñas entradas de luz. Solían tener cuadra, arsenal, bodega y en la primera planta se establecía la estancia principal.

Tras el descubrimiento de la de Isasi, en Galdakao quedan -aunque sean restos- cuatro. La que está en peor estado es la Torre de la Puente o Urgoitia. “Solo quedan unas paredes en pie”, explica Orue-Etxebarria. Está entre el camino de Bekea a Usansolo y se transformó en un caserío, pero fue destruida durante los bombardeos de la Guerra Civil. Él mismo describe que “a la de Isasi Goikoa se le cayó el tejado hace pocas décadas y actualmente solo le quedan los muros y el patín para subir al primer piso”.

A día de hoy, la única que se aprecia en bastante buen estado es la de Lekue, que se encuentra en el camino de la presa de Usansolo. “Respecto a la de Isasi, la última descubierta, a la espera de las excavaciones parece que se ha conservado la parte baja de los muros. La pena es que dos de estas casas torre, la de Gumucio y la de Oinkina fueron destruidas a finales del siglo XX”, explica.

Su destrucción Para Orue-Etxebarria lo más probable es que la mayoría de ellas fueran destruidas durante las guerras de bandos entre gamboinos y oñacinos, en la segunda mitad del siglo XIV y primera del XV. Otras, “fueron derribadas como consecuencia de la guerra contra las Hermandades, cuando Enrique IV en 1457 mandó, según algunos desmochar y según otros arrasarlas”. Parece además, que el reino de Castilla no quería linajes fuertes que crearan problemas en un futuro. Aunque después muchas de estas fueron levantadas o transformadas en palacios, en forma de caseríos. En cuanto a fechas de construcción, la única de la que existen datos es la de Isasi, gracias a la datación realizada y que la situó entre los años 1414 y 1430.

Unas antiguas defensas que, a día de hoy son historia. Un patrimonio del que disfrutar, aunque sea imaginando y, como no, leyendo.