GETXO - “El patchwork es como un traje a medida”, destaca Mari Feli Sierra Medina (Barakaldo, 1963), docente de este tipo de artesanía textil desde hace más de dos décadas y su principal impulsora, -a través del área de cultura del Ayuntamiento- en Getxo, donde reside. En sus inicios, ideada como técnica para reutilizar prendas de vestir con finalidad decorativa, la cultura hippie la elevó al escalafón de arte cuidando su línea estética y, hoy en día, ha recuperado su esplendor otorgando a diversos artículos un aire vintage y aficionando a numerosas personas a su práctica.

A Mari Feli, apasionada de la geometría y del color, su afición por el patchwork le surgió gracias a su madre, quien le enseñó los principios de las almazuelas, una artesanía textil similar que consiste en una pieza tejida uniendo fragmentos de otras telas. “Recuerdo que las vecinas venían a casa a aprender y mi madre les enseñaba de forma gratuita”, señala con emoción. Formada en la disciplina de corte y confección, Mari Feli decidió explorar este tipo de artesanía donde podía dar rienda suelta a la conjugación de colores. “No me costó aprender, aunque al principio puede resultar difícil”, reconoce.

Para ello, no dudó en trasladarse a Barcelona, epicentro de esta materia en el Estado, para realizar un curso. “Unas catalanas lo introdujeron de Francia y son el referente”. A pesar de que en aquella época no había mucha gente que se dedicase a realizar este tipo de artesanía, su expansión en los últimos años ha sido vertiginosa. “Hoy en día hay mucha gente haciendo patchwork”, indica. “Es una materia que aprendes pero en la que te tienes que estar reciclando continuamente porque cada día surgen nuevos materiales”, expone. Como por ejemplo, el hilo soluble, que desaparece al lavar.

Una vez completados sus estudios, se presentó a una oferta laboral en una franquicia en Bilbao. “Disponía de un taller y allí empecé a dar clases”, recuerda. Asimismo, también colaboró impartiendo lecciones en otra asociación cuya exposición final de curso tuvo una gran aceptación. “Tengo muy buenos recuerdos de aquella experiencia, me encontré con gente muy amable”, apunta. A raíz de realizar la exposición y debido a la demanda surgida, el Ayuntamiento de Getxo se interesó por la inclusión del patchwork entre su oferta cultural en el municipio. Hoy en día, imparte clases en otras localidades como Leioa y Gorliz, además de en los barrios getxotarras de Algorta y Romo. Sin embargo, su amplio currículum docente también incluye cursos en Burgos. “En este caso los daba los fines de semana”, añade esta artista del patchwork.

EXPOSICIÓN Si hay un denominador común en todos los cursos que imparte Mari Feli, ese es la apuesta por realizar una exposición final en la que mostrar las labores realizadas por sus alumnas. “El objetivo es que la gente tome conciencia y valore el trabajo que hacen las mujeres”, relata.

En concreto, la semana pasada expusieron sus alumnas de Algorta en el aula de cultura de Villamonte. “Mostramos diversos artículos, desde confección de ropa hasta colchas, cojines, bolsas, tapetes, ropa de bebe...”. Y es que, esta técnica se puede aplicar a todo aquello que la imaginación y la creatividad de cada uno logre alcanzar. No obstante, existen unas normas básicas para lograr confeccionar un objeto. “Es muy importante tener en cuenta la rueda de colores”, destaca.

Así, en la muestra se pudo disfrutar de artículos con distintos niveles de dificultad. Desde la típica colcha de iniciación, primer paso dentro del bautismo de patchwork, hasta una montón de objetos cuya complejidad se traduce en horas y horas de trabajo. En este sentido, de acuerdo a su experiencia, Mari Feli desvela que una las técnicas más complejas dentro del patchwork es “el trapunto”. Una técnica de acolchado con relieve que resulta “muy compleja” de realizar, pero cuyos resultados son muy lucidos.

Por último, respecto a la exposición de Algorta, Mari Feli se muestra muy satisfecha con el resultado de este año. “La gente valora las horas de trabajo que lleva realizar una pieza, todo de forma artesanal, e incluso algunas personas se interesan por comprarlas”, señala. Sin duda, una muestra más, del tirón del patchwork en la actualidad.