Bilbao - La preocupación por la siniestralidad en las carreteras cántabras no se limita solo al extremo más oriental de la A-8. La carretera N-629, que conecta Cantabria con la meseta desde Colindres, es otra vía con numerosos accidentes de tráfico. Una carretera que también conocen bien miles de vizcainos que veranean en esa zona más interior de la comunidad vecina y también los conductores que la utilizan como vía de escape en caso de habituales atascos veraniegos ya que conecta con la comarca vizcaina de Enkarterri.

El exceso de velocidad en los kilómetros más cercanos a su conexión con la A-8 lleva a que el helicóptero de la DGT, capaz de sancionar las infracciones de los automovilistas desde el aire, recorra al menos una vez a la semana este tramo, considerado también de alta siniestralidad.

Para después del verano A pesar de esta medida disuasoria, la peligrosidad en la circulación sigue presente, por lo que la DGT en Cantabria ha conseguido que Madrid otorgue el permiso y el presupuesto necesario para instalar el primer radar de tramo en esta comunidad autónoma.

En concreto será colocado entre los seis kilómetros de la carretera principal que separan las localidades de Limpias y Ampuero.

Este tipo de instrumento consta de dos cámaras con tecnología infrarroja, una situada al inicio del tramo peligroso y otra al final del mismo, que son capaces de leer las matrículas de los vehículos. Cuando pasa un coche, toma una imagen y registra la hora exacta de la entrada. Al final del tramo, la otra cámara repite la foto y registra la hora de salida. Conocida la distancia entre la entrada y la salida, las cámaras conocen el tiempo necesario para cubrirla. Si los vehículos emplean menos tiempo del estipulado es porque ha circulado más rápido, por lo que es sancionado.

José Miguel Tolosa, responsable de la DGT en Cantabria, indicó a DEIA que “la licitación de la instalación del radar de tramo ya ha salido a concurso, con lo que calculamos que podrá estar activo una vez pase el próximo verano”. - A. G. A.