Urduliz - Conocedor de cada rincón de su localidad hasta el punto de superar al cartero, “sé los nombres de todas las calles”, Manex Lopategui (Urduliz, 1974) es uno de esos vecinos sobre los que orbita la vida diaria de un municipio. Trabajar detrás de la barra de un establecimiento hostelero, el restaurante Txiki-Barri, “por El Txiki le conoce todo el mundo”, -indica-, le otorga a menudo un papel de consejero, amigo o, simplemente, oyente. Cualidades todas ellas que le han convertido en alguien muy reconocido en Urduliz. Sin duda, su velocidad de verbo y su plena predisposición para estar al frente de cada evento de dinaminazión de la localidad a través de varias asociaciones también ayudan.

Decía Fito Cabrales que Tras la barra del bar, un vida se va..., sin embargo, usted no para y, además, gran parte de sus horas libres las invierte en beneficio de Urduliz.

-En el municipio hace falta gente para hacer cosas. Siempre tiene que haber alguien que se mueva y mueva a los demás. Además, a mí me gusta hacer piña entre todos los vecinos, que se estrechen los lazos, porque muchas veces viven puerta con puerta y ni se conocen.

Viendo lo que ha cambiado Urduliz en los últimos años esa labor cada vez será más difícil.

-Sí, por ejemplo, hace 25 años nos conocíamos todos. Ahora hay muchas zonas nuevas, como la de la calle Iturribide o la zona del Hogar del Jubilado. Ahí antes no había nada. Además, ahora somos más de 4.000 habitantes -en este momento interrumpe un vecino y le recuerda que en 1969 “no llegábamos a 800 personas y nos querían quitar el médico por falta de cartillas”-.

Y ahora les han construido un hospital nuevo que prestará servicio a 197.794 personas de toda la comarca de Uribe. ¿Qué le parece?

-Vivo cerca del nuevo hospital. Mis aitas son de aquí de toda la vida, del caserío Iturriagas, debajo de las Peñas de Santa Marina, y como vecino entiendo que algunas personas puedan tener reparos por el tema del tráfico y los accesos y así, pero también soy hostelero y en ese sentido me beneficia porque habrá más movimiento de gente en el pueblo.

Y qué me dice del soterramiento del trazado del metro y el final del paso a nivel. Van a dejar de ser una localidad dividida en dos.

-Eso es la noticia del año. Se ha ganado mucho en tranquilidad porque antes, cada 18 minutos, llegaba el metro y había que parar por las barreras. Además ahora va a haber mucho más espacio.

¿Qué tiene Urduliz que tanta gente, sobre todo jóvenes, han decidido irse a vivir allí?

-Muchas parejas han venido a vivir aquí porque buscaban tranquilidad. Hay calidad de vida, tenemos muchos parques y las playas de Plentzia y Sopela a tres kilómetros.

Además, el municipio se ha ido dotando de numerosos equipamientos, en contraste con el carácter rural que siempre había predominado.

-Sí, en Urduliz lo que predominaba antiguamente era la agricultura, aunque también ha tenido industria, como Mecánica de La Peña -ahora Lointek-, una vaca que daba de comer en sus tiempos a cerca de 2.000 personas, y otras en el polígono Igeltzera.

También dispone de espacios verdes como el entorno de las Peñas de Santa Marina, desde donde se divisa una panorámica espectacular de la localidad.

-Sí, de chaval era uno de mis planes favoritos. Coger la bicicleta por la mañana y recorrer toda la zona.

Hoy en día parece que ese tipo de planes han quedado desplazados por las nuevas tecnologías....

-Sí, hoy en día hasta los chavales más pequeños están enganchados a las videoconsolas y los teléfonos móviles. Por eso me gusta impulsar planes y actividades que puedan hacer las familias y también los chavales jóvenes.

Es uno de los impulsores de las marchas biosaludables Txiri txiri y de otras muchas actividades en fiestas. ¿Está trabajando en algún próximo evento?

-Tengo idea de organizar una acampada en la zona de las Peñas de Santa Marina. Sería de un día y llevaríamos a los chavales a pasar un noche allí y comer al aire libre en la naturaleza.

Hostelero y miembro de la comisión de fiestas de Urduliz