HAN saltado todas las alertas de los guardianes de la moral, el orden público y las buenas costumbres. Cuando ayer el Ein Prosit comenzaba los actos de celebración de su decimoséptimo aniversario corría la cerveza a raudales. ¿Menor de edad y alcohol...? Los más intransigentes pedirán la cabeza (metafórica, quiero decir...) de los hermanos Thate, instigadores de tal perversión. Si Enrique y Alfred no la perdieron ayer (de nuevo la flor de la metáfora: en realidad hace años que tienen ese punto de locura que convierte la vida en algo menos gris y monótono...) no fue por no intentarlo. Desde la música pinchada por dos DJ tan estrafalarios como Otto & Fritz, que gastan nombre teutón y mueven el cotarro al compás de los corridos mexicanos, hasta el sorteo de entradas para el partido de este noche de la Europa League entre Athletic y Valencia, todo tuvo un punto descalabrado y cachondón.
¿Con qué quedarse entonces...? Los asiduos de la casa eligieron hacerlo con los barriles de Märzenbier, un tipo de cerveza alemana que se prepara en primavera, en el mes de marzo (Märzenbier, en alemán significa cerveza de marzo), y que ayer aterrizaban en el Ein Prosit por primera vez. Su origen se remonta al periodo del reinado de Alberto V de Baviera, quien decidió elaborar la cerveza en los meses invernales. Para cuando uno de los presentes se animó a contar la historia, el personal ya le miraba con ojos vidriosos. Solo el cronista puso interés verdadero en la historia: era lo que se llama una nota de color para el artículo.
brindis por la comodidad Cualquiera de los no habituales que oyese cantar ayer a buena parte de los presentes tendrá todavía los ojos como platos. “Ein Prosit, ein Prosit der gemütlichkeit”, que viene a significar algo así como “Un brindis, un brindis por la comodidad”. No ha tenido una vida cómoda esta familia de alemanes que ha dejado huella en el Bilbao del siglo XX y lo que se lleva consumido del XXI. No ha sido un pasar regalado, aunque sí alegre, algo que se agradece. Ayer lo hicieron junto a ellos viejos amigos de la casa como Ricardo Martín Ariño o Alex Candina, Carlos Gómez Menchaca, José Ángel Pereda, el Frank Sinatra del local, o sea, La Voz del mismo; Javier Martínez, José Besteiro, Idoia Olabarri, Izaskun Mendia, Javier Agirre, Gorka Palacios, quien fue sorprendido por la celebración y no tuvo reparos en sumarse a ella; el alemán Timo Konopatzki, el doctor José Gurrea, Jorge Gros, Goyo Padierna y un buen número de invitados que se sumaron a la celebración.
El local fue poblándose a cámara lenta hasta el reventón. En esa caravana de buenos amigos participaron Silvia Varea, emisaria del Hotel Carlton; Elisa Llorca, Beatriz Gabriel, Marisa Rodríguez, Paco Alcolea, una de las leyendas de Unicef en el País Vasco; Beñat Urkijo, María Alonso, José Luis Martínez, Carlos Ortuzar, Cristina Bataller, los jóvenes Eneritz Ortega y Jon Madariaga, que llegaron con sed de dromedario encima, Julen Ortiz y una legión de asistentes que brindaron hasta el anochecer. Y un poco más allá.