Abadiño - Al pie de la abrupta cara norte del Alluitz, en el corazón del barrio de Mendiola, Abadiño, un pastor un tanto peculiar congrega cada semana a familias, cuadrillas o grupos de escolares en torno a las ovejas. Esto podría parecer el inicio de un cuento, pero no es el caso. Su protagonista es muy real, y su historia es la de un urbanita reconvertido en pastor, eso sí, muy poco tradicional. Y es que Patxi Solana ha sabido llevar hasta lo más profundo del Durangesado a centenares de visitantes que quieren vivir la experiencia de ser Pastor por un día. Esta iniciativa turística y rural que ofrece Alluitz Natura acerca a la gente a conocer todo lo relacionado con el ganado ovino. “Las personas que llegan hasta el baserri a vivir esta experiencia se sorprenden de todo lo que se puede aprender in situ sobre las ovejas. Las ven en su hábitat, pueden ordeñarlas, coger a los corderillos en brazos, ver como se las esquila cuando es temporada, conocer cómo se reproducen, además de aprender a elaborar cuajada y degustar el queso que hacemos con su leche”, señala el pastor. Sin embargo, Patxi Solana tiene otra forma de hacer las cosas, saliéndose de la forma tradicional de este ancestral oficio. “Me he dedicado durante 22 años a la hostelería en Salamanca y Bilbao, pero la belleza de Mendiola nos atrapó a mí y a mi familia, y compramos parte del caserío con sus 2,5 hectáreas de terreno. El plan era que fuera nuestra segunda vivienda, y disfrutar aquí de nuestro ocio, ya que nos gusta mucho el monte. Pero la hierba crecía y crecía, y había que buscar una solución para mantener esto habitable”, cuenta Patxi. Y esta llegó con la compra de trece ovejas que se encargaran de limpiar las campas de hierba y con la puesta en marcha de un huerto ecológico.

Fueron tiempos duros, mucho trabajo y un total desconocimiento de la cría del ganado. “Comencé a hacer cursos puntuales en la escuela de pastores de Arantzazu para ponerme al día y, entre otras muchas cosas, aprendí a hacer queso al baño maría. Así, y con el día a día, fui adquiriendo experiencia con el ganado”, recuerda Patxi.

Después vino la ampliación del establo para comprar más ovejas latxa -ahora tiene unas 200-, y el darle vueltas a la cabeza sobre cómo hacer del pastoreo su modo de vida.

“El trabajo diario aquí es muy duro y bastante solitario. Yo me dedico a las ovejas y Alicia se ocupa de hacer el queso Idiazabal en su taller. Son muchas horas al día sin hablar con nadie, y vengo de un mundo donde las relaciones sociales lo eran todo. Así que la mejor forma de hacer más a gusto el trabajo era compartirlo con la gente”, reconoce.

Esta inquietud le llevó a imaginar proyectos que poco a poco fueron tomando forma hasta llegar a lo que es hoy Alluitz Natura, una empresa de ocio rural que comparte con otra socia. “Construí junto al baserri el local de Alluitz Natura, unas instalaciones donde hacemos los talleres de cuajada, y donde hay una terraza con mesas para que los visitantes puedan comer en un entorno natural muy especial”.

La experiencia Pastor por un día va viento en popa, porque cada vez tienen más visitas, especialmente el año pasado. “Solo en 2015 nos han visitado más de mil personas”, señala Patxi, que reconoce lo mucho que disfruta viendo cómo flipan los críos ordeñando las ovejas y con el interés que despierta en los adultos la experiencia.

Y para ser Pastor por un día no hay barreras, ya que se han sumado a la iniciativa #Bizkaia4All para el turismo de personas discapacitadas presentado en enero por el Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación de Bizkaia y agencias de turismo. “Hemos comprobado aquí cómo vive una persona ciega esta experiencia, y este es solo el primer paso para que nadie se la pierda”.