Turtzioz - Jesús Mari Palacio se declara orgulloso de su pueblo e invita a quienes se dirijan a Karrantza a desviarse apenas unos kilómetros de la ruta. Encontrarán “un patrimonio monumental superior al de muchos municipios de Bizkaia y tradición ganadera” que este enamorado de Turtzioz, localidad de la que fue alcalde, ha recuperado en dos libros. Muchas de las estampas que ha recopilado transcurren en la plaza de toros en la que habla.

Choca encontrarse un coso taurino en pleno centro urbano.

-Es habitual en Turtzioz y en otras localidades de Enkarterri. Las plazas nacen debido a la proliferación de ganado en el municipio. Ya en 1700 los montes de Turtzioz estaban poblados por más de 7.000 reses salvajes, no solo de vacuno. A diario se subía y se cogían esos animales monchinos para las fiestas. Y la gente demandaba las plazas para su diversión. Son cosos rurales.

¿Qué los diferencia del resto?

-Se erigieron a la orilla de las ermitas y junto a alguna que otra bodega. Cuentan con un callejón y una salida lo más próxima posible a la entrada de los carros en los que los animales bajaban del monte. En Turtzioz se conservan cuatro: la de San Pedro, en el centro de la localidad, donde se celebra una novillada en las fiestas patronales, y las de la Trinidad, Santa Isabel y San Roque.

La cabaña ganadera habrá bajado desde entonces...

-Así es. En la década de los sesenta el volumen era tan importante que los toros monchinos no solo se lidiaban en plazas encartadas, sino que también se llevaron a Bilbao y dehesas palentinas. Su desaparición progresiva coincidió con una bajada de población por el desplazamiento a las zonas industriales cercanas a Bilbao. Tristemente, hubo ganaderos que vendieron sus casas y sus pastos y no han vuelto.

Quedan dos citas señaladas para el sector primario.

-Sí, son testimonios de su relevancia a nivel local. El 1 de noviembre se celebra el Gazta Eguna y el 1 de mayo, la feria del Pottoka Eguna, una raza equina autóctona que yo he conocido en Turtzioz desde siempre. Los pottokas son muy queridos también fuera de Euskadi.

Desde la plaza de toros vemos un edificio significativo durante la Guerra Civil.

-Se trata del palacio de La Puente. Hay quien desconoce que allí estuvo el Gobierno vasco del lehendakari Aguirre cuando decidió retirarse del hotel Carlton en su camino a la provincia de Santander ante el avance del conflicto. Estuvieron poco tiempo, pero escribieron el famoso manifiesto de Turtzioz, que viene a decir que había que evitar el derramamiento de sangre. Durante aquella época el pueblo experimentó grandes cambios.

¿Como cuáles?

-La gente empezó a venir en masa al enterarse de que el Gobierno vasco se había establecido aquí. Se pasó de unos mil a más de seis mil habitantes en un escenario de miseria, hambre y suciedad. Recuerdo escuchar a mi ama cómo mi abuelo subía por las noches el material de guerra a las trincheras en una pareja de vacas con el peligro que eso conllevaba.

¿El palacio puede visitarse?

-No, porque es propiedad privada y en verano suele estar habitado. Pero el Gobierno vasco ha celebrado algún que otro consejo hace relativamente poco tiempo. Sería bonito que lo retomaran.

¿Qué más puede ver quien se acerque a Turtzioz?

-La iglesia de San Pedro de Romaña está catalogada como monumento, su estilo es gótico-renacentista y tiene un retablo precioso.

¿Los caseríos trucenses guardan relación con la localidad?

-Sí, Turtzioz da nombre a un estilo arquitectónico. Son muy cuadrados, con tejado a dos aguas, los balcones orientados hacia el sur y un pequeño tejadito por encima que le da un toque de singularidad. Sin embargo, existen en otros lugares del área más rural de Enkarterri y el valle de Villaverde.

Hablando de Villaverde, ¿les influye el hecho de ser casi una isla vizcaina en medio de Cantabria?

-Puede que políticamente el valle de Villaverde no sea vizcaino, pero histórica y geográficamente es un trocito de nuestra tierra. Sus habitantes hacen más vida aquí que en Cantabria. Además, han intentado retomar sus raíces en Bizkaia y no han podido. En cuanto al carácter y el día a día, antes esa mezcla se notaba porque vivíamos más encerrados en el propio pueblo. Aun siendo un municipio pequeño, Turtzioz cuenta con supermercado, farmacia, hotel, bares y unas instalaciones deportivas espectaculares: frontón, piscinas, cancha de tenis, campo de fútbol...

Y unos paisajes dignos de recorrer.

-Yo digo que al contemplar la flora y fauna desde el macizo de los Jorrios empequeñeces. Compartimos el parque natural de Armañon con Karrantza, el único cuya extensión abarca íntegramente territorio de Bizkaia. Hace poco se abrió un centro de interpretación en el centro del pueblo, junto a la iglesia y la plaza de toros. Siempre hemos sido referencia para los mendizales amantes del senderismo y la escalada en las áreas de Betaio, Ventoso, donde hay dólmenes y menhires, además de cuevas exploradas e inexploradas. Creo que en Enkarterri en general nos sentimos un poco como la Cenicienta. Arrastramos ese lastre cuando existen lugares preciosos por descubrir.

Investigador y exalcalde de Turtzioz