EN los viejos tiempos, aquellos en los que se decía que el dinero pastaba en Bilbao, la fórmula hizo fortuna. La simiente de una buena idea germinaba con el riego de una ilusión desbocada, una fe absoluta en lo que se hacía y los inevitables sudores que requieren cualquier aventura que se emprende. Ese espíritu bravo y un punto audaz, ese avanzar de las tropas contra viento y marea, inasequibles al desaliento, fueron las llaves que abrieron las puertas a infinidad de negocios, a toda una legión de empresas de nuestra tierra. No faltan ejemplos de todo ello en el relato de la historia de la empresa vasca, de la que el director de DEIA, Bingen Zupiria, extrajo unas pinceladas para arrancar el motor de la charla-coloquio organizada ayer en la sala Bastida del Azkuna Zentroa bajo el epígrafe Negocios y Empresas: Emprendedores, nuevos nichos de mercado. Bingen recordó que es “consustancial a nuestro país” el avance de las pequeñas ideas hasta engrandecerse, el hoy tan actual fenómeno del emprendizaje. Solo le faltó ponerle poesía a la presentación, algo así como un “no hay tempestad que nos detenga...”

Antes de que todo esto ocurriese, en la temprana hora de los cafés de espabilar (la cita comenzó con puntualidad suiza a las nueve y media de la mañana...) se formaron los inevitables corros de vísperas. En uno de ellos se levantó, por ejemplo, el viento sobre la vigencia o no de la corbata. Me perdonará uno de los protagonistas de la mañana, Aitor Bolumburu, si desvelo que una hija suya trabaja en Londres. Lo contó para señalar que lo hace en la Banca JP Morgan, donde todo el mundo acude de punta en blanco. Al lado de la célebre entidad financiera están, al parecer, las oficinas centrales de Google donde cada cual acude vestido como le viene en gana, sin regla alguna a la que atenerse. Fue, ya digo, chascarrillo de café. Pero sirve la historia como mensaje: en este siglo XXI no hay una fórmula única.

robots y baúles Aitor, insisto, fue uno de los ponentes de la cita. Es responsable de innovación Social y Emprendimiento de BBK, la entidad financiera que ayer ejerció de socia de DEIA en la organización del encuentro. Junto a él en el estrado aparecieron la directora de Bilbao Ekintza, Nora Sarasola, el subdirector de Promoción Empresarial e Innovación de la Diputación Foral de Bizkaia, Txema Bilbao, dos emprendedores made in siglo XXI, Borja Trabado e Izaskun Baranguan (la ilusión hecha carne del primero, junto a su hermana Leire Trabado, es Asimov, una empresa de robótica educativa, allá en Leioa, donde se potencia la formación de los niños a través de la concepción, creación, montaje y puesta en funcionamiento de robots; la de Izaskun se llama el Baúl de Neretxu, una tienda de moda infantil abierta en Miribilla y especializada en tendencias que se apoya en las redes sociales para dinamizar la relación con sus pequeños clientes...) que contaron su experiencia, su despegue.

De todo ello se hablo ayer en el Azkuna Zentroa; de cómo hacerlo y cómo hacerlo bien. Testigos de cuanto les cuento fueron el director general de Editorial Iparraguirre, Javier Andrés, el director comercial de DEIA, Kike Hermosilla, Jon Goikoetxea, Carlos Basterretxea, Mikel Madariaga, Isabel González, Jorge Belaustegi, Iñaki Parada, Ramón Arrieta, Mireya Álvarez, Leire Aragón, Adonai Gómez, Carlos Nargantes, Itziar Ijalba, Bárbara Epalza y un buen puñado de gente de espíritu curioso e inquieto.

Ya dije que no fueron los únicos. En busca de los primeros pasos del progreso, en pos de las primeras huellas también acudieron a la cita José Miguel Rey, junto a su hijo Mikel, María Eugenia García, quien cruzó saludos con Ángeles Cabeza, Ain-tzane Larizgoitia, Alberto Medrano, fundador de La red de los seres humanos , también conocida como la red social the Humans’ Network (thN), creada tras un replanteamiento vital a los cuarenta años, Jon Bastero, Eros Coma, Garikoitiz Albisu, Marta Rodríguez, Helena Etxebarria y un buen número de asistentes a un encuentro singular donde se dibujó el camino hacia un futuro de más interés.

Ayer (un ayer muy lejano, recordarán...) fueron las siderurgias y las navieras, las metalúrgicas y las minas de hierro. Hoy el mañana es otro. ¿Cómo entrar en él con buen pie?, ¿quién tiene la llave? DEIA colaboró ayer a la resolución de esas cuestiones dejando pistas en el camino de la mano de BBK. Existen días así, cuando una ilusión se hace empresa. Son los mejores.