Las calles de Sestao y las dos residencias públicas de mayores de la localidad se llenaron ayer de los sones y los ritmos del folclore vasco de la mano de la 31 edición de la Umeen Euskal Jaia en la que, tal y como estaba previsto, tomaron parte más de 450 niños y niñas de 12 grupos de dantzas procedentes de los diversos herrialdes, aunque no pudo acudir representación de Gasteiz ya que, el grupo que tenía previsto ir, se descolgó a última hora por problemas de agenda.

La cita en defensa de la labor de cantera que llevan a cabo los grupos de dantzas vascas para mantener la difusión del folclore tradicional, comenzó a las 10.30 horas de la mañana con la llegada escalonada de los grupos participantes en la Umeen Euskal Jaia al patio del colegio Begoñako Andra Mari de Sestao. Poco a poco el patio del colegio de La Salle fue llenándose del colorido de los dantzaris invitados llegados de Durango (Trinperri), Ermua (Txindurri), Getxo (Itxas Argia), Iruñea (Oberena), Lasarte (Erketz), el abantoarra grupo de Las Carreras (Enarak Enarak ), Oñati (Oñatz), el jarrillero grupo de Repelega (Ikusgarri) y de Santurtzi (Zugaitza) . Junto a ellos tomaron parte los grupos sestaoarras Arrikusgarri, Eusko Lorak y el grupo organizador, Salleko.

Fruto de esta diversidad, los vecinos de Sestao pudieron disfrutar del rico y variado vestuario que procura el folclore vasco, dotado de multitud de danzas, unas más conocidas y otras no tanto; unas más complejas y otras más sencillas en su ejecución; unas rituales y otras lúdicas; unas religiosas y otras de corte más popular o pagano...

Se ejecutaron dantzas de plaza, basadas en los bailes que se celebraban en las romerías y cuya participación era popular y espontánea. Así, se interpretaron danzas de espadas y de palos, danzas de fin de fiesta, o la del pellejo de vino. Todas ellas se dejaron ver por las calles de Sestao gracias a las cuatro columnas de dantzaris que se distribuyeron por Kueto, Álbiz, Txabarri y la zona de La Pela, en la zona centro del municipio.

“Sin duda alguna el Umeen Euskal Jaia es para el grupo Salleko su gran reto anual. Es una cita en la que Salleko refuerza los lazos de amistad y cooperación con los grupos de danzas de los pueblos con los que mantenemos intercambios desde hace años”, reseñó una portavoz del grupo sestaoarra, quien destacó que esta cita no sería posible sin la colaboración desinteresada que llevan a cabo más de 30 personas que se encargan de la logística del evento en la que sobre todo se prima la atención a los niños participantes.

Acogida Este año han sido 150 el número de niños que comieron en txokos, restaurantes y domicilios particulares de Sestao mientras que, por segundo año consecutivo, el jantoki del colegio de La Salle se abrió para acoger una comida popular de aquellas agrupaciones de la comarca que desean que sus txikis compartan mesa y mantel con los alimentos que ellos mismos porten. “Es una forma más de socializar el encuentro que se desarrolla por la mañana y por la tarde”, apuntó la portavoz de Salleko, quien agradeció el apoyo de los catorce establecimientos colaboradores -hostelería, asociaciones políticas y socioculturales del municipio- que han colaborado con el festival.

Este año, como novedad, dos de los grupos participantes en la kalejira, que comenzó las 11.30 horas, se detuvieron en las residencias de mayores de Kueto y de Álbiz para alegrar a los residentes con la música y la danza tradicional. Por la tarde, se celebró un alarde conjunto en el colegio Begoñako Andra Mari, que culminó con jotas, arin arin y larrain, dantza a la que se sumó parte del público asistente.