Mundaka - Fue una de las primeras tiendas de surf que abrió en Euskadi, pero lo hizo en 1985 en un pequeño pueblo de arrantzales que poco sabía sobre la joya que atesoraba en su ola izquierda. Impulsor del surf en muchos ámbitos, el australiano-mundakarra Craig Sage, responsable de Mundaka Surf Shop, echa la vista atrás.

Tres décadas de actividad; se dice pronto. ¿Cómo lo festejarán?

-Hemos preparado una fiesta para el sábado que viene en la que queremos que participen todos los que nos han acompañado en estos 30 años. Habrá muchas actividades en un día que esperamos que sea especial para todos.

¿Qué han preparado para el 30 cumpleaños?

-Por la mañana habrá una reunión de los miembros de Mundaka Surf Taldea y nos sacaremos una foto de familia. Será a las once, y después hay que practicar un poco de surf con una sesión abierta a todo el que quiera participar, aunque sea principiante. Cruzaremos a Laida y cogeremos unas olas. Luego hay que reponer fuerzas, así que haremos una paella gigante, tras lo que descansaremos un poco hasta las cinco o así. A las siete instalaremos un photocall en la tienda y vendrán amigos, clientes, proveedores, conocidos? La idea es reunirnos y charlar, recordar viejos tiempos contando historias con fotos antiguas, y tomar y comer algo.

Para la noche quedan los conciertos en el puerto, ¿no es así?

-Así es. Habrá conciertos en el puerto y colocaremos una pantalla gigante para ver un documental sobre la prueba del campeonato del mundo de surf en Mundaka, que fue elaborado en 2007. Además, se podrán ver fotos antiguas, algunas de los años 1983, 1985 o de 1988? La fiesta es una excusa para agradecer al pueblo lo que nos ha dado.

Mundaka, 1985? Y un australiano abre una tienda de surf. ¿Cómo se embarcó en semejante aventura?

-Nadie daba un duro por que la tienda fuera a funcionar, ya que se creía que no había negocio, pero 30 años después seguimos dando guerra. Intento recordar muchas cosas de entonces, pero la Mundaka de ahora es tan diferente a la de entonces? Siempre agradeceré que a través de unos amigos conseguí abrir la tienda, con un alquiler mensual de 17.000 pesetas. Las obras para adaptar el local costaron 50.000 pesetas.

El surf sería entonces un deporte incipiente pero, ¿resultaba complejo conseguir material?

-Era muy duro, no había las facilidades que hay hoy en día. Había algunas marcas en Euskadi, pero no era fácil conseguir tablas. Abrí un local con material de segunda mano en el puerto en 1983, pero había que dar muchas vueltas para conseguir un traje de neopreno.

Aun así, superaron todos los escollos y Mundaka Surf Shop se convirtió en impulsor del surf?

-Poco a poco fuimos teniendo más clientes, incluso de jóvenes de Mundaka que veían a los surfistas desde la Talaia pero no se interesaron por el surf hasta la década de los 90. Creo que es entonces cuando el surf experimenta su boom, el material es mucho mejor, comienzan a abrir fábricas alrededor... y todo mejora.

La prueba del mundial de surf en el pueblo también fue decisiva para impulsar el nombre de Mundaka a los cuatro vientos.

-En enlace con Billabong surge precisamente en esos años, pero ya desde el principio manejaban la opción de utilizar la ola de Mundaka para una prueba del mundial. Yo me quedo con un dato que, creo, explica bien lo que supuso. En la edición de 2003 hubo 8.000 personas siguiendo el campeonato. En los bares se acababa todo, no había casi ni pan. El impacto que tenía para el pueblo fue muy importante.

¿Cómo están las cosas hoy en día?

-Hay mucha competencia, no tiene nada que ver con la situación de cuando arrancamos con la tienda. También es importante que los materiales que se utilizan son muy buenos, y así es más fácil que los chavales de 5 o 6 años se acerquen al surf. De lo que sí me quejo es de que es muy difícil mantener un negocio costando tanto tener a gente trabajando a tu cargo. En verano, por ejemplo, tenemos dos personas fijas y otros tres o cuatro flotantes, para atender la tienda y dar los cursillos. Y ahora dicen que van a seguir subiendo el IVA.

¿Cómo ve usted el futuro?

-La tienda es mi vida. Recalé en Mundaka casi por casualidad y llevo la tira de años aquí. Me siento un mundakarra más, aunque mis raíces están en Australia. Y tengo que decir que el pueblo siempre se ha portado genial conmigo.

Echa la vista atrás y? ¿repetiría la experiencia?

-Desde luego. Hay algunos errores que no cometería, pero estuve en el sitio correcto en el momento oportuno. El destino me hizo caer de pie en Mundaka y abrir la tienda, que treinta años después sigue. Han sido muchas horas de trabajo, preparación, viajes, preocupaciones? pero repetiría. No sabes lo que llego a sentir cuando, tras un viaje, bajo por la cuesta de Portuondo y veo la barra? Llego a casa, me digo.