Barakaldo - Juan María Rojo se subió al ya desaparecido Costa Vasca en Miranda de Ebro y se dejó llevar hasta Bilbao. Bajó del tren, en la estación de La Naja, y siguió sus pasos hasta la Plaza Nueva. Ese día, comenzó su pasión por los cromos. Recuerda el año a la perfección, 1985. Desde entonces, este portugalujo guarda con mimo más de 700 álbumes completos. Dibujos animados de su infancia, series de cultura, colecciones de cine y, sobre todo de fútbol, mucho fútbol, se acumulan desde la pasada semana en la Torre Salazar, de Portugalete, en la que se ha convertido en la primera exposición de este vecino de la villa.

A Rojo siempre le han gustado los cómics. Su favorito, el de El capitán Trueno. Por eso, cuando descubrió el ambiente de la Plaza Nueva bilbaina con el intercambio y la venta de cromos se enganchó al instante. “Bajaba a diario en busca de cromos. Al principio no tenía ninguno para cambiar, así que solo tenía la opción de ir comprando para hacer crecer mi colección”, explica recorriendo la exposición montada en Portugalete de la mano de su amigo Fernando Rueda.

Un chico con la colección de futbolistas de la temporada 1968-69 llamó por primera vez su atención. El precio por cada cromo, 10 pesetas. “Era muy carero”, recuerda. Lo era. Los sobres de cromos de la época de los 60 costaban 1 peseta y en su interior venían siempre tres cromos. Para encontrar material de colección a mejor precio, este portugalujo compraba a menudo la revista Segunda mano, donde venían cupones nacionales que él reenviaba a todos los contactos que pudieran serle de interés. “A veces me contestaban mandándome catálogos; otras, me invitaban a cambiar cromos; otros, a comprarlos...” Así, Rojo comenzó a moverse y a crear contactos “pero yo solo tenía el álbum de la selección de Argentina, de 1978, para ir cambiando”, recuerda. “Mis amigos del mundo del cómic dicen que yo conseguía muchas cosas por estos contactos”. Muchas veces, cuando terminaba su turno de maquinista de trenes, “a las 6.00 de la mañana” se ponía a escribir cartas o a preparar paquetes con cromos que cambiaba o vendía. “Era una afición que me tenía ocupado mucho tiempo”, asegura. El primer objetivo de este coleccionista era dar con álbumes de series y dibujos que él había vivido. Heidi, Los Picapiedra, Los autos locos, La Pantera Rosa, Flipper, Viaje al fondo del mar...

Pero a Rojo le gusta comprar los álbumes completos. “A veces compro el completo y otro igual pero sin acabar para ir haciéndolo yo poco a poco”, dice. El primer álbum entero que compró le costo 8.000 pesetas. “Yo no voy a bares, ni voy a jugar partidas ni nada, así que el coleccionismo es mi único vicio. Lo pago con lo que voy ahorrando”, explica.

Lo más caro, el fútbol Ahora que el mercado se mueve en euros, y con la crisis económica por medio, los precios han bajado mucho. “Se ha infravalorado mucho el precio. Si antes, una colección de fútbol de la temporada 1972-73 costaba 1.200 euros, ahora rondará los 700”, apunta. Los más valorados y buscados continúan siendo los cromos de fútbol. Un álbum normalito puede costar 80 euros, pero uno de fútbol de los años 60 puede costar 300 como mínimo. “Si se tratase de una colección de las temporadas 1961-62 y 1963-64 pueden oscilar entre 450 y 500 euros”, anuncia.

Los álbumes que atesora este portugalujo en un trastero no solo refrescan la memoria. También han servido como base de trabajos escolares que han realizado sus hijos. “Ni Internet ni nada”. Ahora, su reto es lograr el álbum de La caída del imperio romano. Seguro que lo logra.