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María Pilar Uskola: “Lekeitio vivía mirando al mar y ahora ya no lo hace”

María Pilar Uskola: “Lekeitio vivía mirando al mar y ahora ya no lo hace”Borja Guerrero

Lekeitio - Conoce el puerto al dedillo, ya que allí ha pasado buena parte de su vida: ha sido parte de la dársena desde hace casi medio siglo desde su puesto como infatigable trabajadora del mar ayudando a la embarcación de su familia, el Ondarzabal. Transformado con el paso de los años, Lekeitio aún guarda una innegable alma arrantzale. Y la tiene gracias a vecinos como María Pilar Uskola.

Uskola: apellido lekeitiarra...

-Bueno, de Mendexa... Erkiaga, el segundo, sí es de Lekeitio. Pero mis padres y los padres de mis padres son de aquí de toda la vida.

¿Qué tiene Lekeitio de especial?

-El ambiente, que siempre suele haber un ambiente muy bonito. Y creo que a la gente de fuera se le trata muy bien. Y luego hay muchas opciones. Pasear, pintxos, paisajes, pasar un día en las playas...

Tienen unas playas excelentes.

-Maravillosas y limpias. Se cuidan mucho, sea verano o invierno. Creo que muchas veces están más limpias que el propio pueblo.

¿Se suelen masificar?

-No es para tanto, ni siquiera Lekeitio. Estamos lejos y tienes que venir directo aquí, cuando las carreteras no son tan buenas, sobre todo en dirección a Ondarroa o Markina.

Lekeitio es un pueblo de muchos veraneantes... ¿no es así?

-Suele venir mucha gente de veraneo, sobre todo de Bilbao. Pero es gente que viene siempre. Aunque también suele venir mucha gente a pasar el día o el fin de semana.

¿Siempre has estado ligada a los trabajos en el mar?

-Hasta los 21 años cosía; pero bajé al muelle y empecé a hacer todo tipo de trabajos para ayudar a la familia, que tenía una embarcación. Hacer recados, limpiar cajas, llevar el dinero al banco, cuidar de la bodega... y cosiendo las redes, de siempre, para los de casa y los de fuera. Antes venían muchos barcos asturianos, gallegos...

¿Había muchas mujeres trabajando en el puerto antaño?

-En una época podíamos estar hasta 60 mujeres trabajando; aunque luego empezó a bajar. No se puede conseguir un sueldo como redera.

¿Cuántas mujeres quedan ahora en el puerto?

-Dos, pero porque tienen embarcaciones: Ondarzabal y Kalamua. Y a veces les vienen algunos de Bermeo, o cuando hay una avería grande van a Ondarroa. Pero no es como antes.

¿Cómo era el puerto de Lekeitio en los buenos tiempos de pesca?

-Lekeitio vivía por los marineros. Habría 17, 18 o 20 barcos y en cada uno trabajaban 15 hombres. ¡Imagínate! Me acuerdo de las comuniones de los niños y la anchoa sin llegar... Eran comuniones tristes... “Ya vendrá, aunque sea esta semana”, decían. Se tenía esa ilusión. Lekeitio vivía mirando al mar y ahora ya no lo hace. Se van perdiendo las historias del mar: mis hijos las conocen, pero no mis nietos.

¿Hacia dónde mira ahora Lekeitio?

-Es un sitio para dormir. No hay ni un joven de marinero. Recuerdo un cuadro que puso en su escaparate Santamaría, el de los seguros, hace unos 60 años, cuando el puerto estaba en su mayor auge. Se imaginaba la Lekeitio del año 2000. Acertó de pleno...

¿Las trabajadoras del mar han estado en el puerto desde siempre?

-Hemos sido un complemento a los hombres y nuestra labor no se ha apreciado tanto. ¡Fíjate! Hemos trabajado miles de horas en el muelle y éramos parte del paisaje, para que los turistas nos sacaran fotos. Yo creo que ya no les quedaba ni el carrete...

A más de uno le extrañaría verlas...

-Vernos en el suelo cosiendo redes se les hacía extraño. Alguno que otro te preguntaba si eso es parecido al ganchillo. Y les explicábamos qué era.

Tienen tradiciones muy propias. ¿Cuál destacaría?

-El día de San Pedro, la Kilin-Kala y la Kaixarranka. Por la mañana vestimos a San Pedro, para ponerle bien elegante. Y antes limpiábamos la caja con un poco de arena para que el dantzari no se resbalara. Eso se mantiene, San Pedro Txiki... Quizás se han perdido algunas cosas de la iglesia, como el Corpus Christi... pero sí somos de tradiciones.

¿Cuáles son sus sitios predilectos?

-Pasear hasta el faro de Santa Catalina o a Karraspio. No tenemos avenidas grandes como Benidorm, pero yo los hago a diario.

¿Y un plan imprescindible?

-Un paseo por el puerto, comer pintxos y un café a la tarde. Hay sitios para estar tranquilo. A mí, por ejemplo, me gusta escuchar a la banda los domingos de verano por la tarde.

Trabajadora del mar