Zalla - En un día despejado, desde los viñedos de txakoli Txabarri enclavados en Abellaneda se divisa incluso la silueta del Gorbea. Algo complicado en este duro invierno en el que la niebla oculta buena parte del paisaje. Más suerte tendrán quienes acudan en los próximos meses. Y es que el productor de Zalla José Domingo Txabarri abrirá a las visitas este lugar coincidiendo con sus bodas de plata en el mercado vinícola. Su idea es enseñar “no solo la viña, sino también la maquinaria y cómo se trabaja aquí”, explica.

Ganador de 58 premios, los últimos al mejor txakoli rosado y tinto en la feria de Santo Tomás de Bilbao, José Domingo Txabarri adquirió en 2009 cinco hectáreas de terreno cercanas a la Casa de Juntas de Abellaneda. Poco después, empezó a adecuar “con muebles antiguos y de segunda mano que hemos ido recogiendo” una pequeña construcción que desde entonces es su base allí. Las máquinas se aparcan en el garaje mientras que la estancia principal del edificio de una sola planta desprende txakoli en todos sus rincones. “He pintado una pared de rojo y otra de blanco, en referencia a los tipos de caldo”, cuenta. Todos los trofeos que ha recogido desde 1990 están por fin reunidos en grandes estanterías. Tampoco faltan ni botellas de su txakoli adscrito a la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, ni fotografías que explican en imágenes el proceso de elaboración de la cosecha -también se proyectarán vídeos-, ni información sobre Enkarterri para que los visitantes prosigan su estancia en otros rincones con encanto. “Se va a poder recorrer el terreno, comprar txakoli y, cómo no, degustarlo”, avanza Txabarri sobre una iniciativa surgida en colaboración con la Asociación de Turismo de la Comarca, Enkartur, y Euskadi Gastronomika.

Las personas que se acerquen a Abellaneda podrán paladear el txakoli caracterizado por el “peculiar” clima de la zona, influenciado “por el aire del mar que penetra desde Muskiz y el viento de la meseta que se nota aquí a 300 metros de altitud”. Además, “siempre hay una corriente de aire: la noche es fresca y el día caluroso, algo que es muy beneficioso para el producto final”, describe José Domingo Txabarri, impaciente por explicar estas y otras peculiaridades a las personas que se acerquen al viñedo.

Entre otras cosas, dará cuenta del nuevo proyecto en el que ya se está volcando: el lanzamiento de una variedad biodinámica, es decir, lo más alejada posible de los procesos químicos. “Este txakoli se poda en luna menguante y recibe abonos orgánicos, así como levaduras autóctonas de Enkarterri; cuanto más natural sea la elaboración, mejor”, indica.

Transcurridos los “aproximadamente tres años” que cuesta que el terreno se asiente, las tierras de Abellaneda dan sus frutos, junto con las parcelas que Txabarri explota también en el núcleo de Aranguren, en Zalla. “La producción va a ser alta, pero el mercado interior está saturado con cada vez más gente y menos producción. Y no debemos olvidar a las Denominaciones de Origen de Getaria y Araba. Curiosamente, nosotros los vizcainos no vendemos mucho en esos territorios y al revés sí”, analiza. Así que valora probar suerte con la exportación para abrir nuevos horizontes al txakoli de Zalla.

Este futuro que se une a la película de una trayectoria más cinematográfica de lo que cabría esperar. “Poco conocen que hace muchos años yo rodaba cine en formato Super 8. Aún guardo el material”, desvela. Posiblemente lo incluya en las visitas.