Bilbao - La Diputación de Bizkaia ha sacado a concurso el proyecto de impermeabilización del segundo vaso del vertedero de Artigas, un espacio reservado para albergar a lo largo de las próximas dos décadas y media las basuras que no puedan ser recicladas o incineradas en Bizkaia. Las previsiones actuales cifran en algo más de un millón de toneladas de residuos la capacidad de esta vaguada por rellenar con los residuos que se generen en el futuro inmediato.
El contrato, que ha salido a licitación por 400.000 euros y tiene que estar redactado en cuatro meses, pretende preparar esta parte del vertedero que todavía está sin usar y servirá de espacio para convertirse en “la infraestructura de cierre del sistema integrado de gestión de residuos en Bizkaia”, han indicado fuentes forales.
La capacidad útil del vertedero, que anteriormente gestionaba la capital vizcaina, es de unos 2,6 millones de metros cúbicos y para su explotación se dividió en dos espacios abiertos separados por una cresta de roca y sustrato natural que ocupan la parte más alta de la escombrera.
La actual, la que está recibiendo residuos, es capaz de albergar 1,41 millones de metros cúbicos de basuras y está ya en su recta final de vida. Los cálculos que maneja la Diputación, después de que se hizo con la titularidad de esta infraestructura en agosto pasado, es que le quedan algo más de dos años de servicio.
Por su parte, el segundo compartimento, que es sobre el que se va a empezar a actuar de forma preparatoria, podrá albergar 1,19 millones de metros cúbicos de residuos durante un tiempo que se ha estimado en 26,5 años. Las estimaciones prevén que, una vez colmatado todo este espacio, se generará una superficie aproximada de 12 hectáreas para uso público.
Para poner en servicio este segundo receptáculo, ubicado a la derecha del vertedero, según se mira desde el río Kadagua hacia el monte, es necesaria la impermeabilización de los terrenos con una barrera geológica artificial y una geomembrana.
Dividido y por fases
El contrato que ha salido ahora a concurso definirá “todos los trabajos necesarios para su posterior relleno en condiciones de seguridad”, recoge la memoria.
Pero no se va a aislar ya todo a la vez. El ganador del concurso primero tendrá que elaborar el anteproyecto que comprenderá las fases en las que se pretende abordar los trabajos de impermeabilización para que no absorba el terreno los líquidos que generan las basuras acumuladas. Todo ello acorde a las previsiones de explotación, y que llegará con los años hasta una altura de 180 metros desde una base ubicada a 40 metros de cota.
Cada fase delimitada servirá después de base para la redacción de los sucesivos proyectos de impermeabilización. Y el primero será ya. Esa es la segunda parte del contrato licitado, el proyecto constructivo de impermeabilización de esta primera terraza deberá contar hasta con cuatro capas de material que impida el paso de lixiviados a la tierra. La primera será una capa drenante de material granular, seguida de una geomembrana de polietileno de alta densidad y con dos milímetros de espesor. Después se colocará una barrera ecológica artificial y finalmente una capa de regularización de medio metro de espesor.