Balmaseda- Comenzó como aprendiz, tal y como era costumbre en la mayor parte de los oficios. A Juan Antonio Andrade le picó la curiosidad por la costura a los 14 años mientras veía a un vecino sastre de Lemoa, su municipio natal, enfrascado en sus labores. Hoy es el único superviviente en Enkarterri del oficio artesano que pusieron en peligro las grandes superficies comerciales. “Cuando yo empecé en Bizkaia había por los menos 180 sastres por los nueve de ahora y en nuestra comarca en concreto se podía encontrar uno en cada localidad”, compara para ilustrar la evolución.
Su tienda de Balmaseda, un pequeño local que regenta desde hace 26 años en pleno casco histórico de la villa, encarna todo lo contrario a la producción a gran escala que se impone actualmente. Allí no falta un maniquí que sostiene una chaqueta a medio hacer y una cinta métrica. Aprovecha los ratos en los que no atiende para completar el trabajo meticuloso de “unos cuatro o cinco días” que precisa cada traje, aunque “solemos hacer varios a la vez”, puntualiza.
Los tres próximos jueves, es decir, mañana, el 29 de enero y el 5 de febrero desde las 19.00 horas compartirá sus conocimientos con quienes asistan a los talleres que impartirá en la sede bilbaina de las Juntas Generales en el marco de la exposición sobre maestros sastres artesanos de Bizkaia que ya pasó por el Museo de las Encartaciones, en la antigua Casa de Juntas de Abellaneda. “Quedamos pocos establecimientos: Juan Zabala, de Las Arenas; Derby Gardeazabal, Cardenal y Oscar López, de Bilbao; Pedro López, de Santutxu; Iñaki Barcos, de Mungia, y Javier de Juana, de Getxo”, repasa con cierta nostalgia. El cambio en los hábitos de vestir “con los jóvenes que se han abonado a un estilo más desenfadado y deportivo” ha reducido la clientela de los sastres artesanos, aunque conservan un nicho de mercado importante en las celebraciones.
Es entonces, en la época de bodas, bautizos y comuniones que florece en la primavera, cuando el trabajo se multiplica. “Sabemos que nuestra profesión requiere sacrificio. Si hay que estar cosiendo 16 horas al día, estamos”, asume. Pero el resultado merece la pena, al menos “para que se vea que seguimos existiendo” y se aprecie el toque de “mano de obra especializada” que se esconde detrás de cada creación. “Las cosas no se hacen sin coser”, añade.
Él aprendió a manejarse “pasando hilo, picando solapas... en definitiva, familiarizándome con el dedal” con una formación práctica que en el contexto actual cuesta encontrar en Bizkaia. “Hay una escuela de sastrería en Barcelona, pero teniendo en cuenta las perspectivas es como la pescadilla que se muerde la cola”, lamenta.
Juan Antonio Andrade, presidente de la Asociación de Sastres de Bizkaia y también de la agrupación de comerciantes de Balmaseda, Balmadenda, confía en que las clases prácticas que se iniciarán mañana en la sede de Juntas en la calle Hurtado de Amezaga de Bilbao despierten nuevas vocaciones. “Cortaremos algún pantalón y enseñaré cómo se hacen las americanas”, adelanta.
Eso sí, para participar se requiere concertar cita previa poniéndose en contacto con el Museo de las Encartaciones en los teléfonos 94 650 44 88 y 94 610 48 15 o el correo electrónico enkarterrimuseoa@bizkaia.net, ya que solo se ofertan veinte plazas por sesión.