La melancolía tiene una hermosa voz
VIÉNDOLA salir a escena, muleta en ristre y con andares fatigosos, la melancolía se adueñó de los ayer presentes en el Teatro Arriaga: las leyendas también entran en años. El regreso de Montserrat Caballé a los escenarios de Bilbao levantó, como solía, alta expectación pero la gran dama de la época dorada del bel cantoya no está recubierta de esa aureola mágica, de ese polvo de estrella que se espolvoreaba sobre la voz de las grandes divas, allá en los viejos tiempos en los que el término era todo un elogio. Antes de abrir el recital con el Ave María de Donizetti a dúo con su hija, Montserrat Martí, la legendaria soprano pidió un aplauso póstumo para la mezzosoprano rusa Elena Obraztsova, otra de las grandes, fallecida el pasado lunes. Se sobrecogió el ánimo de los presentes. Más tarde acompañaría a madre e hija el tenor Jordi Galán.
Pero no hay medicina en el mundo que cure lo que no cura la felicidad y la inmensa mayoría de los presentes fueron felices cuando oyeron cantar a Montserrat. No fue, no puede serlo a estas alturas de su vida, aquel torrente de voz versátil, aquel prodigio que conquistó medio mundo y que tocó el cielo cuando cantó, junto a Freddie Mercury, la canción Barcelona. Ni tan siquiera los más exigentes de los presentes guardarán una amarga evocación de este día. No en vano, la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado nos dijo Gabriel García Márquez, otro hijo de esta estirpe de los grandes.
apasionados seguidores Volvieron al teatro los apasionados seguidores de la cantante catalana con la misma pasión que décadas atrás, a la espera de un milagro de su voz. Hubo, eso sí, algún destemple como la presencia del periodista Jesús Mariñas, por ejemplo. Hubo quien aseguró que era un ferviente admirador y quien intuyó que venía al olor de la sangre de los sucesos con Hacienda que han empañado el otoño de la artista octogenaria. Sea como sea, que su presencia vaya al baúl de las anécdotas. En el patio de butacas se dieron cita, entre otros, el portavoz de la Diputación Foral de Bizkaia, Unai Rementeria; la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa; el consejero Juan Mari Aburto, Aran-tza Díez, Ricardo Barkala, Garbiñe Atxalandabaso, Enara Venturini, Mariano Gómez, José Luis Sabas, Begoña Ruiz de Erentxun, la mujer que impulsa la maravilla que es ABAO Txiki; Irina Akcharova, Iratxe Unzueta, Mikel Larrea, de Eroski; Inés Monguilot, de Kutxabank; Luis Izagirre, Fernando Agirre, Karmelo Sainz de la Maza, Edurne Bilbao, Marta Elizondio, Jone Eguskiza, Julia Diéguez, Jujo Ortiz, Miguel Ángel Artiach, Rosa López-Niclós, Alicia Garmendia, Andoni Olivares, Guillermo Malaina y Daniel Bianco, Alfredo Pato, Olga Santamaría, Izaskun Aurtenetxea, Miguel Ángel Hernández, Asier Loroño -nada que ver con el acordeonista-, Julián Garay, Iñaki Odriozola y un buen número de melómanos y amantes de la lírica.
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