Abadiño - “Nos han visitado pastores de Teruel que tenían 1.800 ovejas, y aunque superan con creces las 200 ovejas que tenemos nosotros, aprendemos muchos de ellos también”, señala Patxi Solana, un vecino de Abadiño que, dentro de su proyecto Alluitz Natura enseña a pequeños y mayores el oficio de ganadero y pastor. Son distintas las experiencias que quienes se acercan hasta este espacio comparten y les enriquecen.
Un paseo entre robles adentra a quien acude al lado de Patxi en un laberinto de emociones. El sonido de la naturaleza, el olor del invierno y la impactante vista de la montaña que parece vigilar desde lo más alto, dan la bienvenida al centro. Un espacio en el barrio abadiñarra de Mendiola que cuenta con recursos propios como son la agricultura, la ganadería y la producción artesanal, y que intenta transmitir estos valores a los escolares que visitan desde hace casi tres años, este enclave rural.
Fue en mayo de 2011 cuando se fundó este centro que hoy hace de su rutina diaria todo un arte. El objetivo es acompañar a Patxi y hacer de pastor por un día, interactuar con las ovejas, transformar la leche en queso, participar en un taller de cuajada, elaborar talos, dar forma a la lana? todo adaptado a la edad de los visitantes que acuden de forma lúdica y didáctica.
El primer grupo inauguró las instalaciones el 15 de marzo de 2012 y desde entonces, Alluitz Natura ha ido adaptándose a los tiempos y a las necesidades de las personas que llegan a sus instalaciones. “Tenemos una especie de enganche con este entorno y con esta gente que nos ha enseñado tanto, y que ha compartido su tiempo con nosotros para acercarnos el mundo rural y entenderlo mejor si cabe”, subrayaba Rosa Martín, una de las visitantes del centro.
Los promotores del proyecto explican que con su labor ayudan a diversificar la economía rural, sobre todo la de los productores de la zona y principalmente de la propia explotación. “En vista de que el sector público del turismo no está organizado en la comarca, desde Alluitz Natura promovemos este trabajo como promoción del desarrollo rural aunque se puede llegar a entender también como un servicio turístico”, comentaban.
Desde Alluitz Natura siempre tienen tres líneas sobre las que trabajar: divulgación en eventos, atraer turistas para sensibilizar, y experimentar con sus residuos. De ahí surgen muchos de los talleres que hacen.
La demanda ha ido a más cada año, a razón de un 25% de subida. Si bien la cifra no parece excesivamente alta, “hay que tener en cuenta que la situación económica no ayuda mucho”, señalan. A la vez que van ofreciendo alternativas nuevas, la respuesta está siendo muy positiva. “Es otra forma de hacer turismo”, matizan.
Corderos Por estas fechas, alrededor de 30 corderos están revolucionando la cuadra. Los nacimientos dejan una retahíla de balidos que hacen las delicias de los más pequeños.
Un grupo que visitó Alluitz Natura recientemente tuvo la suerte de ver nacer a algunas de estas preciosas crías. “Verlo en directo, grabarlo en vídeo, cogerlos en brazos? Sin duda estamos encantados”, señalaba un grupo de escolares. Algunos más atrevidos hicieron de Heidi y bebían directamente lanzando el chorro de la ubre a su boca. “Aquí la gente se vuelve más sensible, se relaja, se libera, disfruta y se emociona. Nosotros también disfrutamos viéndoles pasarlo bien. Y nos emocionamos con ellos”, comentaba Patxi mientras despedía las visitas.
“Queremos destacar que no somos monitores de tiempo libre. Somos especialistas en transformación artesanal. Alicia es productora de queso y bióloga. Patxi es el pastor y Silvia ingeniera química”, matizan.