muskiz - Leandro Barquín fue un alcalde muskiztarra fusilado por las tropas franquistas en el ejercicio de las obligaciones de cargo público en representación del Ayuntamiento. Tras décadas de su muerte, desde ayer este recordado primer edil da nombre al premio creado por Muskizko Gaztedi y la Junta Municipal del PNV. Se trata de un galardón que reconoce a instituciones, personas y colectivos que hayan destacado por su capacidad de entrega y vocación de servicio a la sociedad muskiztarra a lo largo de los años.
El acto de entrega del premio de esta primera edición, en la que fue reconocida la labor de Muskizko Ikastola, contó con la presencia del presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, y la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, así como de una amplia representación del tejido social y asociativo de la localidad.
Tal como recordó el presidente del EBB, Muskizko Ikastola fue una iniciativa que nació como centro educativo en el año 1977 por iniciativa de un grupo de padres y madres muskiztarras buscando que, tras la dictadura, sus hijos por fin pudieran recibir enseñanza en el idioma de su tierra.
“Los primeros años son duros: Las condiciones de las aulas no son las más propicias, hay pocos alumnos, cuesta pagar las nóminas de los profesores a fin de mes, etc.”. Estas circunstancias no desaniman a los impulsores de la iniciativa y año a año van consiguiendo que más y más gente se una a ellos en este proyecto a largo plazo”, destacó el presidente del EBB.
Tal como explicaron algunos de quienes formaron parte de este proyecto ubicado en un municipio completamente castellano parlante, “hubo que hacer rifas, una txosna en Pobeña, e incluso algunos padres tuvieron que poner sus propias nóminas como aval para poder pagar a los maisus y andereños. Hubo también quien aportó de forma íntegra las ayudas que su empresa les proporcionaba para la educación de sus hijos”.
Sin locales En un primer momento Muskizko Ikastola se ubicó en los locales de la Cooperativa, para pasar después a ocupar algunas aulas en lo que hoy es el Centro de Formación Somorrostro, en el edificio conocido como El Castillo. Más tarde pasa a las antiguas escuelas de El Cerro en las que permanece durante varios años, añadiendo puntualmente aulas en las escuelas de Pobeña o en la guardería de Las Acacias cuando el espacio escaseaba. Durante la década de los 80, el proyecto se va consolidando y a finales de la década se construye la edificación que alberga hasta la fecha las aulas de este centro educativo.
Pasados los años, la ikastola entra a formar parte de la red pública del Gobierno vasco en la que se mantiene hasta la actualidad. Su crecimiento es constante y hace escasas fechas precisó de una nueva ampliación en la que albergar todas las aulas de Educación Infantil. En la actualidad es un centro público en el que cursan sus estudios de educación Infantil y Primaria alrededor de 400 alumnos y que cuenta con alrededor de 30 profesores.