Bilbao - ¿Qué tienen en común el Palacio Euskalduna, la sede de EDP, el Centro BBK Sarriko, la oficina del Citibank de la calle Ercilla, el Polideportivo de San Ignacio y la Torre Iberdola? Todos estos edificios, cada uno en un ámbito y a un rango diferente, cuentan con un certificado LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) que acredita su sostenibilidad. El título estadounidense, expedido por la U. S. Green Building Council, está basado en varias normas de aplicación voluntaria que buscan el desarrollo de construcciones innovadoras y de alta eficiencia.

“El sello LEED premia a aquellas edificaciones que han realizado un esfuerzo en reducir su impacto ambiental en distintas categorías”, señala Ana Belén de Isla, arquitecta de LKS y especializada en construcción sostenible. Para otorgar el certificado se tienen en cuenta valores como el consumo del agua, el ahorro energético y el uso de energías renovables, la calidad ambiental interior y el fomento de un diseño que realice un óptimo aprovechamiento de los materiales y recursos.

Entre los edificios bilbainos que lo han logrado, más allá de la célebre Torre Iberdrola o el Palacio Euskalduna, destaca el Polideportivo de San Ignacio, condecorado con la máxima calificación -Platinum- por su utilización de tecnologías como motores de congeneración, paneles solares térmicos o sistemas de iluminación inteligentes con los que logra un ahorro de un 50% en consumo energético. Cada obra con este especial sello verde cuenta con características diferentes, pero su objetivo es el de minimizar el consumo de energía. Es el caso del Centro BBK Sarriko, un espacio multifuncional que cuenta con 168 apartamentos.

Entre los edificios registrados o en proceso de LEED también están el nuevo campo de San Mamés o el edificio de la ingeniería Idom. Y si se extiende la búsqueda a nivel de Bizkaia, el edificio 612 de Parque Tecnológico de Bizkaia en Derio cuenta con el sello mientras que el Restaurante Azurmendi en Larrabetzu está en proceso.

Otros certificados A pesar de la relevancia adquirida por LEED, la arquitecta de LKS explica que en Bilbao hay otros edificios “que pueden tener las mismas preocupaciones en cuanto a sostenibilidad pero que no han optado a dicha certificación porque a sus promotores no les interesa o no tienen los recursos económicos para ello”. Tal y como evidencia, el sello LEED se asocia con edificios punteros: “Habitualmente suelen poseerlo grandes corporaciones que tienen un fuerte compromiso de responsabilidad social corporativa”.

Una certificación pareja y anterior es la Breeam, de creación inglesa pero que cuenta con convenios de colaboración con entidades estatales. Desde que se implantó en España, hace unos años, “está teniendo un crecimiento exponencial”, evidencia De Isla. Sin embargo, la preocupación por la promoción de edificios sostenibles no es exclusivamente importada, ya que en el País Vasco también existen iniciativas similares para favorecer el ahorro energético en las construcciones, como son las Guías de Edificación Ambientalmente Sostenibles que publicó Ihobe (Sociedad Pública de Gestión Ambiental) para el departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco. Se trata de “un sistema de autoevaluación de edificios que lo puede hacer cualquier técnico o consultor, semejante al LEED, pero sin los costes que conlleva una certificación internacional”, dice la arquitecta, quien, además, refleja que “el hecho de que en Bilbao haya una alta densidad de edificios certificado con LEED es una casualidad”, ya que no es algo impulsado por las instituciones locales.

Esther San Martín, secretaria de la Comisión de Sostenibilidad del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, apunta que “los edificios singulares que tienen el LEED son atípicos”. Por ello, la comisión dirige sus esfuerzos a que “el parque edificado sea lo más sostenible posible”. En ese sentido, indica que las guías del Gobierno vasco “son de aplicación más local pero igual de válidas que los sellos internacionales”. En cualquier caso, San Martín considera que al hablar de sostenibilidad lo que se deben tener en cuenta son “los edificios residenciales” los cuales al formar el grueso del “conjunto edificado” su incidencia en la sostenibilidad es mucho mayor.

Ciudades certificadas Por su parte, De Isla va más allá y apunta a “ciudades certificadas”. “La ciudad no solo es la suma de edificios, lo importante es que los espacios urbanos también sean sostenibles, por ejemplo, a través de la eficiencia energética en las redes de transporte público”, indica la arquitecta de LKS, quien alude a las smart cities, ciudades inteligentes desde un punto de vista medioambiental.

“La sostenibilidad es un término implícito en la arquitectura, que debería que ser sostenible por obligación”, considera Eduardo Múgica, arquitecto de IMB, estudio que realizó la reconstrucción del edificio EDP, al tiempo que revela los avances referentes a la concienciación: “Para 2020 todos los edificios de nueva construcción que sean públicos deben acreditar que son de energía prácticamente nula”. Algo que demuestra que paso a paso se avanza hacia una “ciudad sostenible”, con independencia de los certificados que se adquieran en el camino.

Oficina Citibank

Palacio Euskalduna

Edificio EDP

Centro BBK Sarriko

Polideportivo San Ignacio

Torre Iberdrola

San Mamés

Edificio de la ingeniería Idom