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La Bodega Urbana de la Gran Vía organiza una cata de vinos alemanes

La Bodega Urbana de la Gran Vía organiza una cata de vinos alemanesZ.Alkorta

LA invitación iba jalonada como las antiguas: con un mapa sobre el que se silueteba el recorrido que iban a disfrutar los asistentes con ayuda del paladar y la imaginación. Llegó desde Bodega Urbana, la taberna, despacho de vino y comida que abre sus puertas en el número 66 de la Gran Vía. En ella se trabaja con el corazón y con apuestas atrevidas. Buen ejemplo de lo que les cuento es la historia de hoy: una novela de amor que atrapa por los sentidos. La protagonizan los vinos alemanes y las delikatessen de Hermann Thate, con la enóloga Ana Martín al frente de este espectáculo en el que se vivieron cinco romances: la heringsalat de arenque hermanada con el riesling Sekt 2011 brut; las sardinas ahumadas unido al Gewürztraminer 2012 Spätlese; el pastel de carne con puerros y cebolla, acaramelado con el Pinot Grigio 2011; el Riesling Tonel 30 2011 trocken besuqueándose con el Ein Prosit Wurst con cerveza de trigo y champiñón y el robusto presskopf (taco de jabalí) achuchándose con el Vogelsang Spätburgunder 2011. Todo ello recorrió las regiones de Mosel, Baden, Pfalz, al norte de Alsacia y Nahe. La propuesta recordaba uno de esos lujosos viajes maravillosos de principios de siglo XX.

viajeros a la mesa Viajeros a la mesa, parecían gritar los organizadores del encuentro. A los vagones subieron, sin reparos, Juan Díez del Corral, director de la bodega Castillo de Cuzcurrita, Ana Salinas, Carmen Pena, Almudena Cacho, Jimena Quintero, Teresa Querejazu, quien llegó junto a su hermano Paco Querejazu, y Pilar Escauriaza, Enrique Thate, quien vestía una chaqueta del chandal conmemorativo de la Oktober Fest que lució el Bayern de Múnich, Isabel Velasco, Andoni Eskurza, Jaione Amantegi, José Luis Ortiz de Zarate, Arantza Ruiz, maestra del ikebana; Maite de Pablos, Ricardo Valls, Mikel Valle, Javier Aranguren, Gontzal Azkoitia, Jesús Fernández Urbina, Eduardo Moraleja, Natalia Ruiz Gómez y un buen número de gente entregada a un encuentro que cautivó a los presentes. Poco antes, los miembros del jurado de El Sol, el festival iberoamericano de publicidad que se celebra estos días en Bilbao, habían almorzado en Bodega Urbana, un claro ejemplo de cómo el local ha cuajado en el circuito del buen vivir a la bilbaina.